viernes, 2 de mayo de 2025

Cómo adorar en espíritu y verdad

Ante la pregunta ¿Cómo hemos de adorar a Dios? la respuesta la tenemos en la sorprendente declaración que Jesús le hizo a una mujer samaritana. Por más que busquemos en la Biblia, no encontramos otro pasaje que explique cómo adoran los verdaderos adoradores. Sin duda, se trata del principal mensaje para determinar cómo quiere Dios que se Le adore. Leamos el pasaje de Juan 4:19-24 que dice:

La mujer le dijo: «Señor, me parece que Tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, y ustedes dicen que en Jerusalén está el lugar donde se debe adorar».
Jesús le dijo: «Mujer, cree lo que te digo: la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que lo adoren. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben adorar en espíritu y en verdad». (Juan 4:19-24)

En este pasaje, la palabra “adorar” viene de un término griego que se pronuncia proskuneo, que según el diccionario Vine, significa hacer reverencia, o dar obediencia a alguien.

Además de proskuneo, en el N.T hay varios términos que también pueden significar adorar o adoración en función del contexto. Pero en general, cuando se trata de adorar a Dios, la idea que transmiten es la de reconocerle como único Dios verdadero y aceptar Su voluntad para con nosotros, de modo que le demos obediencia exclusiva. Esto es lo que vemos cuando Jesús responde a Satanás en Mateo 4:10 donde dice:

“Entonces Jesús le dijo: «¡Vete, Satanás! Porque escrito está: “Al Señor tu Dios adorarás, y solo a Él servirás».

Notamos aquí como Jesús asocia la idea de adorar a Dios (proskuneo) con darle obediencia exclusiva (latreuó, que significa servir especialmente a Dios).

Esto es básicamente lo que significa adorar. Veamos ahora qué es adorar en espíritu.

¿Qué es adorar en espíritu?

Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que lo adoren. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben adorar en espíritu y en verdad». (Juan 4:23-24).

El contexto de este pasaje nos dice mucho. Después de hablar de la adoración de judíos y samaritanos, notemos que en el vers. 23 Jesús empieza con el vocablo “Pero”, y es esto es muy significativo, porque al decir “pero”, Jesús está diciendo que con su venida se iba a producir y ya estaba produciendo un cambio radical en cómo debía ser la adoración a Dios.

Antes, la adoración se hacía en un templo extraordinario por su grandeza y belleza, donde había una gran cantidad de gente que habitualmente daban servicio en él, especialmente sacerdotes y levitas, que vestidos de forma distintiva, efectuaban sacrificios de animales como ofrendas hechas a Dios. Toda la adoración hecha a Dios en el templo estaba acompañada de elementos físicos que se podían ver, oír y tocar, eran cosas que entraban por los sentidos ya que tenía un gran componente material.

Pero Jesús dijo que la adoración verdadera ya no iba a ser de este modo, ya no iba a depender de lugares físicos ni cosas materiales. El Templo de Jerusalén fue la casa de Dios hasta la venida de Jesús (Lc 2:49; Jn 2:16), pero después de Jesús ya no habría ningún edificio que se pudiera considerar la casa de Dios. Y así lo entendieron los cristianos primitivos, que no tenían lugares especiales para su adoración.

Pero ‘adorar en espíritu’ implica mucho más. Romanos 12:1 dice:

“Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.

Aquí tenemos un hecho muy significativo: A diferencia de los sacrificios y ofrendas de animales muertos que se ofrecían en el templo, ahora la adoración verdadera requiere que presentemos nuestra propia vida como un sacrificio viviente en obediencia a Dios, de manera que nos convertimos en templo del Dios vivo (1 Cor 3:16) En 1 Pedro 2:5 se nos dice que somos como piedras vivas, edificados como casa espiritual para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios, y Hebreos 13:15-16 menciona algunos de esos sacrificios espirituales, como son: ofrecer alabanza a Dios y hacer bien ayudando a otros, porque esos son los sacrificios que agradan a Dios.

Por tanto, adorar en espíritu significa que no sólo no estamos sujetos a lugares físicos especiales, sino que tampoco estamos sujetos a ciertos momentos o a ciertas actividades consideradas especiales, porque nuestra adoración debe abarcar todo aspecto de nuestra vida, como reconoció Pablo cuando dijo:

“Entonces, ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios (1 Corintios 10:31)

Pablo está diciendo que hagamos todo para la gloria de Dios, esto quiere decir que si el motivo es glorificar a Dios en realidad estamos haciendo un acto de adoración. Todo depende del espíritu que nos guía y la motivación que tengamos. Una actividad cotidiana se puede hacer con un elevado espíritu cristiano, y el mayor sacrificio religioso puede surgir de un motivo egoísta y bajo. Así nos lo muestra 1 Corintios 13:1-3, donde se dice que podríamos repartir entre los pobres todo lo que poseemos, o incluso entregar nuestro cuerpo, pero si no se hace por amor de nada vale. Este es uno de los grandes principios de la vida cristiana: Lo que cuenta para Dios es la motivación de nuestros actos, no tanto los actos en sí.

Hay otros pasajes que van en esta línea, como Colosenses 3:22-24 donde se nos dice que todo lo que hagamos, y eso incluye cualquier tarea cotidiana, lo hagamos de corazón como para el Señor y no para los hombres, porque es a Cristo el Señor a quien servimos. También 1 Pedro 4:11 dice que tanto el que habla como el que sirve, lo hagan para que en todo Dios sea glorificado.

Así, ya no se trata de ofrecer un servicio ceremonial o ritual, porque la verdadera adoración es ofrecerle a Dios toda nuestra vida cotidiana. Por lo tanto, si el lugar donde estemos o el momento elegido no determina la adoración verdadera ¿Qué lo determina entonces? Lo determina el espíritu y la motivación que tengamos en lo que hacemos: ¿Hacemos algo de corazón para agradar a Dios y darle gloria? Entonces eso que hacemos, mediante fe se convierte en un acto de adoración espiritual. Dicho en otras palabras: es vivir en la presencia de Dios en cualquier momento del día y en cualquier lugar. Eso es posible cuando de manera cotidiana buscamos la comunión espiritual con Dios, cuando nos alimentamos de Su palabra y mantenemos una comunicación constante con Él.

¿Qué es adorar en verdad?

Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que lo adoren. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben adorar en espíritu y en verdad». (Juan 4:23-24)

¿Qué significa adorar en verdad? Un primer significado es de adorar sinceramente. Así lo podemos extraer de Isaías 29:13, donde encontramos un ejemplo de cómo no se ha de adorar: “Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí Y esto también podría pasarnos a nosotros, podríamos acercarnos a Dios sólo de boca y honrarle sólo de labios. Eso no sería adorar en verdad porque la adoración que Dios busca es la que se hace de todo corazón. Así que, adorar en verdad no es adorar para que nos vean o de manera rutinaria, sino porque queremos alabar y obedecer a Dios de verdad, de manera sincera.

Pero adorar “en verdad” es sobre todo adorar de acuerdo con lo que Dios nos revela de sí mismo en las Escrituras (Jn 17:17), y muy especialmente en la persona de su Hijo Jesús, que se define a sí mismo como la Verdad de Dios (Jn 14:6) Esto quiere decir que debemos ser enseñados conforme a la Verdad que encarna Jesús (Ef 4:21), enseñanza que nos es mostrada mediante sus palabras y su ejemplo de vida. Jesús mismo nos dice: "Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Jn 8:31-32), o también: “Yo para esto nací y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz” (Jn 18:37) Así que, para adorar "en verdad" debemos dirigirnos a Cristo para aprender de él y obedecer sus palabras.

Además, Jesús prometió que sus discípulos tendrían la asistencia del Espíritu de la verdad, quien los guiaría a toda la verdad (Jn 16:13) Y a través del Espíritu de la verdad Jesús nos instruye y nos revela el significado de pasajes bíblicos, mostrándonos cómo debemos adorar a Dios. Pero es importante destacar que cuando el espíritu santo nos guíe, siempre lo hará según las Escrituras y nunca en contra de ellas, porque las Escrituras han sido inspiradas por Dios mediante Su espíritu santo (2 Ti 3:16).

Sin embargo, aunque sabemos cuál es la fuente de la verdad de Dios, no podemos esperar conocer y entender la Verdad completa. Ningún ser humano puede afirmar que es conocedor de toda la verdad. El mismo apóstol Pablo dijo que “en parte conocemos” (1 Cor 13:9) Así que, Dios no está pidiendo conocer toda Su verdad como condición para adorarle en espíritu y verdad. Pero sí podemos tener el deseo constante y sincero de conocer más a Dios, de ir descubriendo más aspectos sobre Él, Su voluntad y Sus propósitos. Y esto es algo que sí pide de sus verdaderos adoradores.

Por eso, ‘adorar en verdad’ es un proceso continuo que requiere humildad al estar dispuestos a ser enseñados por Dios, aunque eso signifique que debamos cambiar anteriores creencias, porque podemos estar seguros de que en este proceso de conocer más a Dios, vamos a descubrir que algunas o bastantes de nuestras creencias que tenemos hasta ahora, en realidad proceden de tradiciones humanas o deseos personales, pero no de Dios. Y esto puede que no sea fácil. Además, se requiere buscar la verdad con el mismo empeño e interés que si buscáramos tesoros escondidos, como dice Proverbios 2:4-6:

“si buscas sabiduría como si fuera plata y la examinas como a un tesoro, entonces entenderás el temor de Jehová y hallarás el conocimiento de Dios, porque Jehová da la sabiduría y de su boca proceden el conocimiento y la inteligencia”.

Sí, se requiere esfuerzo y un corazón bien dispuesto, pero buscar sinceramente la verdad de Dios es de las pocas cosas que realmente valen la pena.

Como muy bien dijo alguien:

“Al obedecer a Dios lo adoras, porque reconoces que él es Dios y que hacer su voluntad trae bien a tu vida. Lo que es importante para él, debe serlo para ti. Sométete a él de corazón y vive en su paz ¡Vive tu vida como un acto de adoración a Dios!”.

Que así sea en nuestro caso.