“la vida eterna consiste en conocerte a ti, único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste” (Juan 17:3 FTA)¡La vida eterna consiste en conocer a Dios! Nunca conocer a alguien ha sido tan importante. Se trata de conocer al “Todopoderoso” (Génesis 17.1); el “Creador de los cielos y de la tierra” (Génesis 14:19); el “Juez de toda la tierra” (Génesis 18:25); y Quien decide quién estará en el “libro de la vida”
(Apocalipsis 20:15) Sí, estamos hablando de conocer al único Dios verdadero, el único que puede darnos la vida eterna.
¿Es posible conocer a Dios?
Tal vez creamos que en nuestra condición de simples humanos, la idea de conocer a Dios “nos viene un poco grande”. Dado que está muy por encima de nosotros quizá pensemos que Dios es demasiado inaccesible y distante para siquiera pretender conocerlo. ¿Pero es esto así? Primero hemos de notar que Jesús declara que la vida eterna es para quienes conocen a Dios; por lo tanto, está reconociendo la posibilidad real de poder conocerle. Pero además, la misma palabra de Dios nos anima a buscarle y acercarse a Él:
“A partir de una sola persona, hizo a toda la gente del mundo, y a cada nación le dijo cuándo y dónde debía vivir. Dios hizo esto para que todos lo busquen y puedan encontrarlo. Aunque lo cierto es que no está lejos de nosotros”. (Hechos 17:26-27 BLS)Aún más que eso, nos dice que si nos acercamos a Él, se dejará encontrar e incluso se acercará a nosotros:
“Y tú, hijo mío, Salomón, reconoce al Dios de tu padre y sírvelo de forma exclusiva y generosa, pues él sondea todos los corazones y penetra en todas las intenciones. Si lo buscas, se dejará encontrar; pero si lo abandonas, él te abandonará para siempre.” (1 Crónicas 28:9 BLPH)
“Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros. Limpiad vuestras manos, pecadores; y vosotros de doble ánimo, purificad vuestros corazones.” (Santiago 4:8 LBA)Así, no sólo vemos que es posible acercarse a Dios y conocerlo, sino que además, ese es Su deseo. Pero hemos de saber que la posibilidad de conocer a Dios es gracias a Su humildad (2 Samuel 22:36) A pesar de su suprema posición, a Dios le complace acercarse a nosotros, de manera que le podamos conocer ¿No maravilloso que el Todopoderoso sea tan humildemente accesible para con sus criaturas?