Pero lo que hace de la Biblia un libro de tan extraordinaria importancia es su propio testimonio de ser una obra de naturaleza divina, que trata de la especial relación entre Dios y el hombre; y así es aceptada por millones de cristianos, considerándola como autoridad suprema en materia de fe y práctica cristiana, y capaz de producir verdaderos cambios en la vida de los creyentes.
Todo lo mencionado hace que cobre enorme importancia la siguiente cuestión: ¿De verdad es la Biblia la palabra de Dios? ¿Qué evidencias existen para creer esta insólita afirmación? Para responder a esta pregunta disponemos al menos de 13 líneas de argumentación:
1) A diferencia de otros libros religiosos, la Biblia afirma expresamente que contiene las Escrituras inspiradas por Dios. Jesús y los apóstoles reconocieron la autoría divina del Antiguo Testamento y declararon que el espíritu santo era quien dirigía a los escritores bíblicos. (Más información: Breve introducción a la Biblia)
2) La Biblia es una colección de libros antiguos escritos originalmente hace miles de años. Sin embargo, son muy significativos los hallazgos de los rollos del Mar Muerto, así como los miles de manuscritos existentes; además del conocimiento que tenemos sobre la meticulosidad con la que trabajaban los copistas. Todo ello garantiza que el texto de nuestras biblias no presente alteraciones significativas y esencialmente dispongamos del mensaje bíblico original. (Más información: Conservación del texto bíblico – I y Conservación del texto bíblico - II)
6) Pero el tema profético más destacado en la Biblia tiene que ver con la venida y ministerio de Jesucristo como el Mesías. Son muchas las profecías del Antiguo Testamento cumplidas en Jesucristo; y gracias a los Rollos del Mar Muerto tenemos la certeza que estas profecías eran conocidas por los judíos antes del nacimiento de Jesús. (Más información: Las profecías mesiánicas)
7) Ya que el Autor intelectual de la Biblia se manifiesta como el Creador de todas las cosas, la información contenida en Su Palabra está en completa armonía con las verdades científicas que la humanidad ha ido descubriendo. Por ejemplo, hasta en el siglo XVII no se demostró el funcionamiento del ciclo del agua. Sin embargo, miles de años antes la Biblia ya declaraba su existencia. (Más información: El ciclo del agua)
9) Seguramente el hecho científico registrado en la Biblia más sorprendente, es el que se refiere a la forma y ubicación de la tierra. Basta dirigirse a Job 26:7 e Isaías 40:22, para comprobar que la Biblia ya declaraba que la tierra es redonda y está suspendida en el espacio; una información increíble para aquellos tiempos y que sólo podía provenir de una fuente sobrehumana. (Más información: Ubicación y forma de la Tierra)
12) Existen opiniones que niegan el evento más importante del N.T.: la resurrección de Jesucristo. Sin embargo, la historia nos proporciona el testimonio más poderoso: la persecución que experimentaron los primeros cristianos. El que ellos estuvieran dispuestos a sufrir y morir por su fe constituye una rotunda evidencia de la historicidad de los hechos donde ellos basaban sus creencias. (Más información: La persecución cristiana: el testimonio más poderoso)
13) Nos queda un aspecto que atestigua la inspiración divina de la Biblia de una manera muy especial. No se trata de pruebas arqueológicas, ni de información contrastada históricamente, tampoco de hechos científicos. Es algo que cada cual puede percibir con sólo abrir la Biblia y leer con suficiente reflexión. ¿A qué nos referimos? A la sublime personalidad de Jesús. (Más información: La personalidad de Jesús: el testimonio más sublime)
Jesús mismo dijo: “tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Después de examinar todas estas evidencias, está en cada uno decidir si cree a Jesús y acepta la veracidad de estas palabras:
“Toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Timoteo 3:16)