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viernes, 25 de marzo de 2016

¿Es la Biblia la palabra de Dios?

A lo largo de los tiempos se han contabilizado cerca de 130 millones de libros; pero cuando se habla de El Libro, la atención se dirige a la Biblia, el único libro que, por su importancia, singularidad, antigüedad y divulgación, es reconocido como el libro más grande de todos los tiempos.

Pero lo que hace de la Biblia un libro de tan extraordinaria importancia es su propio testimonio de ser una obra de naturaleza divina, que trata de la especial relación entre Dios y el hombre; y así es aceptada por millones de cristianos, considerándola como autoridad suprema en materia de fe y práctica cristiana, y capaz de producir verdaderos cambios en la vida de los creyentes.

Todo lo mencionado hace que cobre enorme importancia la siguiente cuestión: ¿De verdad es la Biblia la palabra de Dios? ¿Qué evidencias existen para creer esta insólita afirmación? Para responder a esta pregunta disponemos al menos de 13 líneas de argumentación:

1) A diferencia de otros libros religiosos, la Biblia afirma expresamente que contiene las Escrituras inspiradas por Dios. Jesús y los apóstoles reconocieron la autoría divina del Antiguo Testamento y declararon que el espíritu santo era quien dirigía a los escritores bíblicos. (Más información: Breve introducción a la Biblia)

2) La Biblia es una colección de libros antiguos escritos originalmente hace miles de años. Sin embargo, son muy significativos los hallazgos de los rollos del Mar Muerto, así como los miles de manuscritos existentes; además del conocimiento que tenemos sobre la meticulosidad con la que trabajaban los copistas. Todo ello garantiza que el texto de nuestras biblias no presente alteraciones significativas y esencialmente dispongamos del mensaje bíblico original. (Más información: Conservación del texto bíblico – I y Conservación del texto bíblico - II)

  
3) Los descubrimientos de multitud de datos arqueológicos demuestran la historicidad de acontecimientos históricos narrados, así como ubicaciones geográficas y nombres de personajes bíblicos. (Más información: Arqueología bíblica)


 
4) La Biblia contiene numerosas profecías, cuyo asombroso cumplimiento constituye una importante evidencia de la inspiración de Dios, el único que puede predecir acontecimientos futuros. Una de las profecías más significativas cuyo cumplimiento ha sido atestiguado por varios historiadores antiguos, es la conquista de Babilonia por Ciro. (Más información: La conquista de Babilonia por Ciro)


 
5) Otra de las profecías bíblicas más acreditadas por la historia en su cumplimiento, es la sucesión en la escena mundial del Imperio Medo-Persa y el Imperio Griego. (Más información: El carnero y el macho cabrío)


 
6) Pero el tema profético más destacado en la Biblia tiene que ver con la venida y ministerio de Jesucristo como el Mesías. Son muchas las profecías del Antiguo Testamento cumplidas en Jesucristo; y gracias a los Rollos del Mar Muerto tenemos la certeza que estas profecías eran conocidas por los judíos antes del nacimiento de Jesús. (Más información: Las profecías mesiánicas)


 
7) Ya que el Autor intelectual de la Biblia se manifiesta como el Creador de todas las cosas, la información contenida en Su Palabra está en completa armonía con las verdades científicas que la humanidad ha ido descubriendo. Por ejemplo, hasta en el siglo XVII no se demostró el funcionamiento del ciclo del agua. Sin embargo, miles de años antes la Biblia ya declaraba su existencia. (Más información: El ciclo del agua)


8) Otro ejemplo de conocimiento bíblico adelantado a la ciencia de aquel tiempo, es la existencia de microorganismos. Más de 3.000 años atrás, los primeros libros de la Biblia ya transmitían unas medidas higiénicas y sanitarias absolutamente inéditas en aquella época, y que tenían como principio la existencia de microorganismos totalmente invisibles para el ojo humano. (Más información: Medidas higiénico sanitarias)


9) Seguramente el hecho científico registrado en la Biblia más sorprendente, es el que se refiere a la forma y ubicación de la tierra. Basta dirigirse a Job 26:7 e Isaías 40:22, para comprobar que la Biblia ya declaraba que la tierra es redonda y está suspendida en el espacio; una información increíble para aquellos tiempos y que sólo podía provenir de una fuente sobrehumana. (Más información: Ubicación y forma de la Tierra)


10) Además, existen evidencias internas que apuntan a Dios como el Autor de la Biblia. Por ejemplo, a diferencia de los escritores antiguos que exageraban lo bueno y ocultaban lo malo sobre sí mismos y su pueblo; los escritores bíblicos destacan por su franqueza y honestidad a la hora de relatar fielmente los hechos históricos. (Más información: La honestidad de los escritores bíblicos)

 
11) En una obra escrita por unos 40 distintos escritores, cuyas vidas estaban muy separadas a lo largo de unos 1.500 años, es muy llamativo el alto grado de armonía que subsiste entre los distintos escritores. Otro factor que señala a Dios como el Autor general de la Biblia. (Más información: La armonía entre distintos escritos)
  
12) Existen opiniones que niegan el evento más importante del N.T.: la resurrección de Jesucristo. Sin embargo, la historia nos proporciona el testimonio más poderoso: la persecución que experimentaron los primeros cristianos. El que ellos estuvieran dispuestos a sufrir y morir por su fe constituye una rotunda evidencia de la historicidad de los hechos donde ellos basaban sus creencias. (Más información: La persecución cristiana: el testimonio más poderoso)

13) Nos queda un aspecto que atestigua la inspiración divina de la Biblia de una manera muy especial. No se trata de pruebas arqueológicas, ni de información contrastada históricamente, tampoco de hechos científicos. Es algo que cada cual puede percibir con sólo abrir la Biblia y leer con suficiente reflexión. ¿A qué nos referimos? A la sublime personalidad de Jesús. (Más información: La personalidad de Jesús: el testimonio más sublime)

Jesús mismo dijo: “tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Después de examinar todas estas evidencias, está en cada uno decidir si cree a Jesús y acepta la veracidad de estas palabras:

“Toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Timoteo 3:16)






domingo, 13 de marzo de 2016

La personalidad de Jesús: el testimonio más sublime

Queda un aspecto que atestigua la inspiración divina de la Biblia. No se trata de pruebas arqueológicas, ni de información contrastada históricamente, tampoco de hechos científicos. Es algo que cada cual puede percibir con sólo abrir la Biblia y leer con suficiente reflexión. ¿A qué nos referimos? A la sublime personalidad de Jesús.

En efecto, a medida que leemos su vida y su enseñanza, captamos su especial singularidad y compartimos las siguientes expresiones referidas a Jesús:

“Un personaje tan original, tan completo, tan uniformemente coherente, tan perfecto, tan humano y al mismo tiempo tan superior a toda grandeza humana” (Phillip Schaff)
“una personalidad tan vigorosa y atractiva, con una ética tan sublime y con una visión tan inspiradora de la hermandad humana” (Will Durant)
“¡Qué sublimidad en sus máximas! ¡Qué profunda sabiduría en sus discursos! ¡Qué presencia de mente, qué sutileza, qué idoneidad, en sus respuestas! ¡Qué grande el dominio sobre sus pasiones!” (Jean Jacques Rousseau)
“un joven atractivo que se mueve con libertad entre mujeres de toda clase, entre ellas algunas de mala reputación, sin que se vea en él sentimentalismo, falta de naturalidad ni mojigatería, a la vez que mantiene en todo momento una sencilla integridad de carácter” (Michael Grant)
“Las enseñanzas de un hombre siempre son representativas de su nivel moral y espiritual. Es precisamente en este sentido que Jesús es inimitable” (Risto Santala - El Mesías en el NT a la luz de los escritos rabínicos)
Ciertamente, al conocer y contemplar la vida de Jesús no podemos evitar maravillarnos y sentirnos seducidos por su fascinante personalidad. Pero al mismo tiempo, esta percepción proporciona un especial argumento a favor de la autenticidad de los escritos que hablan de él. Porque lo contrario sería afirmar la posibilidad de que cuatro escritores inventaran ese único personaje a través de cuatro relatos, y de forma tan coherente que pareciera obra de un mismo autor ¡Y eso sí que sería increíble!
“Sería mucho más difícil sostener que varios hombres se habían unido para recopilar este libro, que sostener que un hombre había sido la fuente de su contenido. . . El carácter de los Evangelios es tan perfectamente inimitable, que si hubiera sido invento de hombres, los inventores serían más grandes que el héroe mismo” (Jean Jacques Rousseau)
"¿Quién de entre Sus seguidores, o de entre sus prosélitos, podía inventarse los dichos que se le atribuyen a Jesús, o imaginarse la vida y el carácter que se revelan en los Evangelios? Ciertamente no los pescadores de Galilea" (John Stuart Mill)
“Un personaje [como Jesús], no puede ser ni un fraude ni una ficción. [...] Se requeriría más de un Jesús para inventar a Jesús” (Phillip Schaff)
“El que unos cuantos hombres sencillos hubieran inventado en una sola generación tan poderosa y atractiva personalidad [la de Jesús] sería un milagro mucho más increíble que cualquiera de los que se han anotado en los Evangelios” (Will Durant)
“Nadie puede leer los Evangelios sin sentir la presencia real de Jesús. Su personalidad vibra en cada palabra. No es posible crear un mito con esa vida” (Albert Einstein)
Sí, al reflexionar en la personalidad de Jesús, se percibe un hecho histórico incuestionable: su vida, sus enseñanzas, sus milagros, su muerte y resurrección ocurrieron realmente tal y como relata la Biblia; siendo un testimonio sublime de la autoría de Dios.





lunes, 7 de marzo de 2016

La persecución cristiana: el testimonio más poderoso

Pero recordad los días pasados, cuando después de haber sido iluminados, soportasteis una gran lucha de padecimientos; por una parte, siendo hechos un espectáculo público en oprobios y aflicciones, y por otra, siendo compañeros de los que eran tratados así. Porque tuvisteis compasión de los prisioneros y aceptasteis con gozo el despojo de vuestros bienes, sabiendo que tenéis para vosotros mismos una mejor y más duradera posesión” (Hebreos 10:32-34)
¿Quién nos podrá separar del amor de Cristo? ¿El sufrimiento, o las dificultades, o la persecución, o el hambre, o la falta de ropa, o el peligro, o la muerte violenta?” (Romanos 8:35)

La expresión “poner la mano en el fuego por alguien” significa que confiamos tanto en esa persona que arriesgaríamos cualquier cosa por avalar esa confianza. En la práctica, esto no deja de ser una “frase hecha”, que muchos utilizan sabiendo que su integridad física está a salvo. Pero en el primer siglo de la era cristiana, hubo multitud de personas que arriesgaron la vida misma por su fe en Jesús y lo que éste representaba. Estaban dispuestos a morir, y de hecho morían convencidos de que sus creencias estaban basadas en verdades indiscutibles. Para ellos fue realidad palpable la vida y ministerio del Señor Jesús, su muerte y su resurrección, suceso que atestiguaron más de quinientas personas:

Porque ante todo les transmití a ustedes lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras, que fue sepultado, que resucitó al tercer día según las Escrituras, y que se apareció a Cefas, y luego a los doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales vive todavía, aunque algunos han muerto. Luego se apareció a Jacobo, más tarde a todos los apóstoles, y por último, como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí.” (1 Corintios 15:3-8)

En las primeras etapas del cristianismo todos los cristianos sufrían la vergüenza, el desprecio y la ignominia por parte de sus vecinos; así como la ruptura de lazos familiares. Para ellos era común experimentar persecución, primero de parte de los judíos, y después por las autoridades romanas. Estaban muy conscientes de que en cualquier momento podían morir por mantenerse fieles a sus creencias.

¿Disponemos de pruebas históricas sobre esto? Sí, y no son pocas. Como ejemplo, tenemos al historiador J. M. Blázquez que dice lo siguiente: “La primera persecución del cristianismo, local, fue la de Nerón, con motivo del incendio de Roma. El emperador […], echó la culpa a los cristianos, que tenían un desastroso cartel entre la masa […], en el año 64. Esta primera persecución fue citada por Melitón, Tertuliano, Lactancio, Jerónimo, Rufino y Orosio, que expresamente acusan a Nerón de ser el primer perseguidor de los cristianos. Tácito (Ann. 15, 38-44) habla de masa de personas; describe el incendio y la persecución. El historiador menciona ejecuciones con refinados tormentos. Primero se detuvo a los que condenaban su fe, después toda una ingente muchedumbre quedó convicta. La ejecución fue acompañada de escarnios. Unos, cubiertos de pieles eran desgarrados por los perros; otros, crucificados eran quemados al atardecer” (Cristianismo primitivo y religiones mistéricas)

Es importante insistir que, a pesar de la persecución, la mayoría de los primeros cristianos se mantuvieron fieles a las enseñanzas de Jesús trasmitidas por sus discípulos. Este modo de proceder revela la absoluta seguridad que abrigaban sobre los hechos que sustentaban sus creencias. Como dice el historiador George Rawlinson: “Está claro que los primeros conversos tenían medios de determinar la exactitud histórica de lo que el cristianismo afirmaba, a un grado mucho mayor que nosotros; podían examinar e interrogar a los testigos... comparar sus diversos relatos... inquirir en cuanto a cómo respondían a sus declaraciones los adversarios... consultar documentos paganos de aquel tiempo... investigar cabal y completamente las pruebas” (The Historical Evidences of the Truth of the Scripture Records). Sólo así se puede entender que tanto los cristianos iletrados, como los eruditos tuvieran tanta certeza en los hechos registrados en los Evangelios. ¿Quién iba a arriesgar su vida por algo en lo que no tuviera plena seguridad, y más, cuando tenía la posibilidad de comprobarlo?

Este razonamiento constituye una poderosa evidencia de que los escritores bíblicos pusieron por escrito declaraciones y sucesos que ellos mismos vieron y comprobaron:

Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero” (Juan 21:24)
Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad” (2 Pedro 1:16)
el rey sabe estas cosas […]; pues no se ha hecho esto en algún rincón” (Hechos 26:26)  
¿No es esto prueba innegable de la autenticidad del Nuevo Testamento?





miércoles, 2 de marzo de 2016

La armonía entre distintos escritos

Hay un factor que hace de la Biblia un libro muy singular: sus numerosos escritores humanos y el extenso tiempo transcurrido entre unos y otros. La Biblia no ha sido escrita por un mismo autor humano, sino por unos 40 hombres de variadas ocupaciones, desde sencillos pescadores y pastores hasta doctos en la Ley e historiadores. Y lejos de vivir en la misma época, sus vidas estaban separadas a lo largo de unos 1.500 años.


En medio de esta diversidad circunstancial, lo normal y lo más probable es que los escritos de unos y otros tuvieran poco en común entre sí. Sin embargo, un examen detenido indica que hay una armonía extraordinaria entre ellos. Veamos el siguiente ejemplo:

Dios le prometió a Abraham que mediante su simiente todas las naciones de la tierra serían bendecidas, en alusión a Jesucristo:

En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz” (Génesis 22:18) 
Pasados unos 500 años, David obtuvo la promesa que indicaba que la simiente de Abraham pasaría por su linaje:
Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino” (2 Samuel 7:12)
El profeta Isaías, allá por el año 700 a.C. reafirmó la promesa dada a David:
Del tocón de la familia de David saldrá un brote. Sí, un Retoño nuevo que dará fruto de la raíz vieja” (Isaías 11:1 NTV) 
Unos 1.000 años más tarde, en el siglo I d.C., el escritor Lucas revela la descendencia de Abraham y David:
Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre” (Lucas 1:32) 
Y el apóstol Pablo también demostró que la “simiente” de Abraham y el “linaje” de David se cumplían en Jesucristo al decir:
Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo” (Gálatas 3:16)
“[Dios] había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras, acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos” (Romanos 1:2-4)
Otro ejemplo de armonía entre escritores bíblicos lo podemos tomar de estas palabras de Mateo:
Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban, diciendo: Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó” (Mateo 26:67,68) 
¿Qué sentido tenía que le preguntaran a Jesús quién le golpeó en la cara? La explicación no la da Mateo, pero sí los escritores Marcos y Lucas:
Y algunos comenzaron a escupirle, y a cubrirle el rostro y a darle de puñetazos, y a decirle: Profetiza. Y los alguaciles le daban de bofetadas” (Marcos 14:65)
y vendándole los ojos, le golpeaban el rostro, y le preguntaban, diciendo: Profetiza, ¿quién es el que te golpeó?” (Lucas 22:64) 
En efecto, aunque Mateo no menciona el detalle de que a Jesús le taparon los ojos, los otros evangelistas sí lo hacen, aunque no de forma idéntica; formando con ello un relato armonioso entre escritores distintos.

Hay muchos más ejemplos donde se aprecia la sobresaliente armonía entre los distintos escritores bíblicos, donde destaca especialmente las muchas profecías mesiánicas escritas por profetas del Antiguo Testamento y que tuvieron cumplimiento en Jesús, como bien atestiguaron los escritores del Nuevo Testamento (Ver artículo: Las profecías mesiánicas)

Ciertamente, la sobresaliente armonía de la Biblia, escrita por tantos hombres, en circunstancias tan diversas y en tan largo período de tiempo, es una evidencia más de que la Biblia es la palabra inspirada de Dios.

miércoles, 24 de febrero de 2016

La honestidad de los escritores bíblicos

“[…]  confiamos en que tenemos una buena conciencia, deseando conducirnos honradamente en todo”. (Hebreos 13:18, La Biblia de Las Américas) 
Una marcada característica de los escritores antiguos (y no tan antiguos) es la propensión a relatar y exagerar los aspectos positivos sobre sí mismos o su pueblo; así como de ocultar o disimular todo lo que fuera negativo. Esta forma de proceder se daba especialmente cuando el escritor estaba al servicio de un rey, cuya vanidad le exigía ensalzar sus virtudes, éxitos y victorias, y silenciar los defectos, fracasos y derrotas. 

Sin embargo, cuando leemos la Biblia nos damos cuenta que sus escritores fueron diametralmente distintos: en sus relatos demostraron insólita franqueza y  honestidad a la hora de escribir sobre ellos mismos o sobre su pueblo. Algunos ejemplos:

Moisés, caudillo y profeta de la nación de Israel cometió una infracción castigada por Dios, que le supuso no entrar en la tan esperada tierra prometida. Él mismo se encargó de ponerlo por escrito (Números 20: 9-13; Deuteronomio 32:50-52)

Los profetas pusieron por escrito los graves pecados del rey David, cuando todavía estaba reinando (2 Samuel 11:2-4; 24:1, 10-14)

Los escritores bíblicos no tuvieron problema en registrar los tristes casos de continuada rebeldía que su propio pueblo tenía para con Dios (2 Crónicas 36:15, 16) 

El profeta Jonás redactó su propia actuación cobarde ante una comisión dada por Dios (Jonás 1:1-3) y el resentimiento infantil que tuvo en su posterior reacción (Jonás 4:1) 

Mateo, un apóstol escogido, relató como Jesús recriminó a sus apóstoles su poca fe (Mateo 17:19-20), su falta de humildad (Mateo 18:1-6) y el acto cobarde e infiel de abandonar a su Señor (Mateo 26:56)

Los evangelistas no tuvieron ninguna objeción en mencionar cómo el “eminente” apóstol Pedro repudió a Jesús tres veces (Mateo 26:69-75)

El apóstol Pablo escribió él mismo sin ningún reparo cuál fue su ignominioso historial de perseguidor de la Iglesia (Hechos 22:19, 20) También admitió los vergonzosos problemas de índole inmoral (1 Corintios 5:1) y las divisiones (1 Corintios 1:10-13) que existían en algunas iglesias del primer siglo, de las que él mismo fue fundador.

Por otra parte, hay otros detalles que pueden pasar desapercibidos y que demuestran la veracidad de los escritores bíblicos. Por ejemplo, en la sociedad judaica del primer siglo, el testimonio de las mujeres con frecuencia era considerado de poco valor. Sin embargo, las primeras personas que supieron de la resurrección de Jesús fueron María Magdalena y Juana  entre otras (Lucas 24:1-11) Pero por su condición de mujeres, los apóstoles tomaron sus palabras como locura y no las creyeron (Lucas 24:11) En el contexto de aquella sociedad, el que mujeres fueran las primeras informadas de la resurrección de Jesús, no daba una imagen de respetabilidad, pero aún así, se incluyó en el relato.

La honradez de los escritores bíblicos al contar las cosas tal y como sucedieron, así como la franqueza que demostraron al confesar por escrito episodios vergonzosos, es un claro signo de la veracidad de sus escritos, una evidencia más de que lo que estaban escribiendo no procedía de su iniciativa, sino de la voluntad expresa de Dios.





viernes, 19 de febrero de 2016

Los milagros y la ciencia

“[…] Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios” (Lucas 18:27)
Hay quienes niegan la existencia de los milagros bíblicos, porque, según opinan, científicamente son imposibles de demostrar. ¿Qué hay de ello?

Por ejemplo, tenemos el conocido milagro de la división de las aguas en el mar Rojo. Siempre han habido escépticos que han dudado de la veracidad de ese milagro; pero en 1994 dos científicos descubrieron un fenómeno físico conocido como “Efecto Moisés”, que consiste en el movimiento de un líquido por el rechazo de un intenso campo magnético. A partir de ese descubrimiento, el relato bíblico del mar Rojo dejó de ser tan milagroso para convertirse en un fenómeno espectacular con base científica.

Aunque no se puede afirmar que Dios se valiera de este fenómeno para producir la división de las aguas; es evidente que el Creador del universo y la tierra se ha valido de leyes físicas que Él mismo ha ideado y establecido. Estas leyes, a medida que son comprobadas pasan a ser hechos científicos reconocidos por el hombre. Esto significa que el conocimiento científico humano va muy por detrás de las realidades producidas por Dios. Como dijo el científico Isaac Newton: “Lo que sabemos es una gota, lo que ignoramos, un inmenso océano”.

Visto de otro modo, hoy
en día estamos familiarizados con productos tecnológicos que, por ejemplo, nos permiten ver y hablar con personas que están en países lejanos. Pero, imaginemos que pudiéramos hablar de ello a personas que no han tenido ningún contacto con la civilización moderna, ¿Cómo reaccionarían? ¿Verdad que algunas lo considerarían un milagro, y otras como algo imposible? Sin embargo, se trata de realidades innegables que el hombre ha producido valiéndose del conocimiento científico actual.

Efectivamente, los milagros de hoy, son los hechos científicos del mañana. Por lo tanto, los sucesos bíblicos calificados como milagros, son perfectamente posibles para Aquel que creó la verdadera ciencia y sabe utilizarla para efectuar cualquier cosa que se propone. 


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BIBLIOGRAFÍA EN INTERNET

Efecto Moisés



 

sábado, 13 de febrero de 2016

Ubicación y forma de la Tierra

El está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar” (Isaías 40:22)
Imaginemos que vivimos hace más de 2500 años. Si nos hubieran preguntado por la forma de la tierra, ¿Qué hubiéramos respondido? No es necesario que demos la respuesta, ya que seguramente coincidiría con lo que pensaba la gente de la antigüedad. 

Antiguamente, la mayoría de los astrónomos y prácticamente toda la gente común pensaban que la Tierra era plana; incluso muchos pueblos la concebían como cuadrada. Las excepciones a esa creencia empezaron a surgir en el siglo VI a. C. en la India y más tarde en Grecia; pero antes de eso, todos suponían que la Tierra era plana, como a simple vista parece ser. Tuvo que llegar el siglo XX para que, desde el espacio sideral se pudiera probar científicamente la forma circular de la tierra.



Sin embargo, en el siglo VIII a. C., el escritor bíblico Isaías se refirió a la Tierra como un “círculo” o “esfera” ¿Cómo sabía Isaías, un hombre sin conocimientos científicos, la forma real de la Tierra? ¿Por sus propios conocimientos, o por revelación divina?

 NOTA: La palabra hebrea traducida en este versículo por “círculo” es khug. Aunque hay cierta controversia, parece que en este versículo khug también se puede traducir por “esfera” (A Concordance of the Hebrew and Chaldee Scriptures, por Benjamin Davidson) Teniendo en cuenta el concepto de suspensión que se destaca Job 26:7, se entiende mejor que el Señor esté entronizado por encima de la tierra con su horizonte circular. Por otro lado, el concepto de círculo no descarta en absoluto la idea de esfericidad, al contrario. Sólo basta pensar en la visión que tenemos de la luna llena: no apreciamos su forma esférica, sino tan sólo un círculo luminoso. Del mismo modo, aunque desde el exterior se aprecia como un simple círculo, la forma de la tierra es esférica.

 
La ubicación de la Tierra 

Dios extendió el cielo sobre el vacío y colgó la tierra sobre la nada” (Job 26:7, Dios Habla Hoy)
Hace unos 3.000 años, la Biblia hizo esta declaración revelando un hecho científico que mucho tiempo después se mantuvo escondido: la tierra está suspendida en el espacio colgando o suspendida de algo. La ciencia afirma que lo que hace que la Tierra permanezca “sobre nada” es la interacción de la gravedad y la fuerza centrífuga que sobre todo se produce al girar la Tierra alrededor del Sol y sobre sí misma. De estas fuerzas gravitacionales invisibles es de donde está colgada o suspendida la tierra. Tal descubrimiento científico fue publicado por Isaac Newton en 1687, casi tres mil años después de registrarse la declaración bíblica.

Si hubiéramos vivido en los tiempos de Job y nos hubieran preguntado sobre lo que sostiene la tierra ¿qué hubiéramos respondido? Quizá hubiéramos creído que la tierra estaría apoyaba sobre cuatro elefantes y éstos a su vez sobre una tortuga gigante (creencia hindú); o que la tierra descansa sobre la espalda de una gran tortuga (creencia china); o sobre la espalda de un gran cocodrilo (creencia maya); o está flotando en el océano (creencia mesopotámica); o es sostenida por columnas que a su vez descansan sobre los hombros del personaje mitológico Atlas (creencia griega)




Se puede alegar que el científico griego Aristóteles (384 a. C. – 322 a. C.) teorizó que la Tierra era esférica; en cambio no pudo concebir que estuviera suspendida en el espacio. Su teoría añadía que todos los astros estaban sujetos a unas esferas sólidas invisibles, y que el movimiento de las esferas producía el desplazamiento de los astros, siendo la Tierra el único astro inmóvil que estaba en el centro. Las ideas de Aristóteles tuvieron una gran influencia en los círculos científicos posteriores; tanto es así que, cuando Isaac Newton demostró que los planetas estaban suspendidos en el vacío, a muchos científicos se les hizo muy difícil aceptar ese hecho. Sin embargo, la Biblia hizo esta declaración que la comunidad científica ha tardado casi tres mil años en probar y aceptar: la Tierra está suspendida en el espacio.



Después de varios milenios, la humanidad sabe que la tierra es esférica y no está apoyada sobre nada. Pero ha sido necesario disponer de satélites para probar sin ninguna duda estas realidades ya declaradas en la Biblia. Pero fijémonos que, incluso hoy, se trata de conceptos que no son de natural comprensión. Basta que hagamos un breve ejercicio de imaginación para darnos cuenta que, de no ser por los estudios adquiridos, y si sólo tuviéramos que guiarnos por el sentido común, sería muy poco probable que llegáramos a la conclusión verdadera: ¿Habríamos entendido por nosotros mismos que la tierra no se apoya sobre nada? Difícilmente.
 

Esto es lo que dice la Biblia sobre la disposición de la tierra; pero no menos importante es lo que no dice. Si la Biblia fuera un libro de autoría humana, al hablar de la tierra, hubiera expuesto las creencias que en aquellos tiempos estaban muy difundidas. Pero en ninguna de sus páginas encontramos ese tipo de declaraciones.

Por lo tanto, podemos concluir que el conocimiento tan adelantado que tiene la Biblia con respecto a la ciencia humana, junto con la ausencia de ideas y conceptos equivocados tan comunes en aquellas épocas,  es una innegable evidencia de que el Autor de la Biblia es el mismo que ha creado el universo.
 
 
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BIBLIOGRAFÍA
Enciclopedia Encarta
BIBLIOGRAFÍA EN INTERNET


domingo, 7 de febrero de 2016

Medidas higiénico sanitarias

Para sus necesidades deberán ustedes tener un lugar fuera del campamento. En su equipo deberán llevar siempre una estaca, para que cuando tengan que hacer sus necesidades, hagan un hoyo con la estaca y luego, cuando hayan terminado, tapen con tierra el excremento. […] el campamento de ustedes debe ser un lugar santo” (Deuteronomio 23:12-14)
Esta es una de las medidas sanitarias que, a través de Moisés, Dios mandó al pueblo de Israel. Deberían disponer siempre de una estaca, y cuando tuvieran necesidad, utilizarla  para enterrar los excrementos en un hoyo. Dios les dio este precepto para que el campamento fuera un lugar santo, un término que en la Biblia denota el concepto de limpieza. 

¿Qué importancia tiene este mandato emitido hace más de 3.000 años? Mucha, su aplicación evitó que muchos israelitas enfermaran y murieran debido a enfermedades infecciosas transmitidas por insectos. Incluso hoy en día, enfermedades tales como: el cólera, la tifoidea y la diarrea están provocando la muerte de miles de personas, especialmente niños; muertes que podrían haberse evitado aplicando la sencilla medida escrita en Deuteronomio.

Otras leyes dirigidas al pueblo de Israel, como el poner en cuarentena a los enfermos (Levítico 13:4), o la limpieza ceremonial (Levítico 11:39, 40; Números 19:19), también podían evitar enfermedades infecciosas. 

Hoy sabemos que todo este tipo de enfermedades son causadas por la transmisión de gérmenes, microorganismos invisibles que no comenzaron a descubrirse científicamente sino hasta el siglo XVII d. C. por Leeuwenhoek. Pero aún así, tuvieron que transcurrir dos siglos para que este descubrimiento fuera reconocido y aceptado por la comunidad científica, ya que “la idea de que organismos diminutos fueran capaces de matar a otros inmensamente mayores le parecía ridícula a mucha gente.” (Encarta - Microsoft Corporation)




Obviamente, más 3.000 años atrás, nadie podía imaginar la existencia de estos microorganismos. Es significativo que Moisés, quien escribió estos mandatos, ‘fue enseñado en toda la sabiduría de los egipcios’ (Hechos 7:22) Cabe preguntar: ¿qué tipo de “medicina” utilizaban los egipcios en aquel tiempo? Según el papiro de Ebers, era algo normal los tratamientos que incluían excrementos de animales y humanos para la cura de diversas dolencias; ingredientes que se aplicaban externamente e incluso ingiriéndolos. Estas “prácticas terapéuticas” eran comunes en los tiempos de Moisés; y en vista de esto, es muy revelador que en ese contexto cultural, Moisés transmitiera unas medidas higiénicas y sanitarias inéditas para aquellos tiempos, y que tenían como principio la existencia de microorganismos totalmente invisibles para el ojo humano.


No menos importante es comprobar que la Biblia está totalmente exenta de técnicas supersticiosas, anticientíficas y hasta nocivas; y sin embargo muy comunes en los tiempos bíblicos. Teniendo en cuenta, las numerosas páginas de la Biblia y el largo período de su escritura, esto sería altamente improbable para un libro de autoría humana. Es demasiado evidente que esta información no se originaba de Moisés, ni de ningún hombre, sino sólo de la “ciencia de Dios” (Romanos 11:33)

lunes, 1 de febrero de 2016

El ciclo del agua

¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios!  ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” (Romanos 11:33) 
Precisamente porque el Autor intelectual de la Biblia es el Creador de todas las cosas, podemos esperar que la información contenida en Su Palabra esté en completa armonía con las realidades científicas que la humanidad va descubriendo. 

Es importante recordar que en el largo período transcurrido en la producción de la Biblia, la gran mayoría de las respuestas que se daban a los fenómenos naturales resultaron ser, desde meras suposiciones carentes de evidencia científica, hasta creencias claramente supersticiosas. Ello era debido entre otras razones, por el escaso y poco accesible conocimiento científico presente en aquellas épocas; y, por los casi inexistentes medios tecnológicos que permitieran realizar las necesarias pruebas científicas. 

Bajo ese contexto de escasez científica, es altamente interesante el examen de declaraciones bíblicas que tengan implicaciones científicas; ya que, sería muy significativo si resultaran científicamente exactas en una época de ignorancia al respecto. En tal caso, dispondríamos de una prueba irrefutable a favor de la autoría sobrehumana de la Biblia.

Relacionado con lo anterior, sería muy revelador que, después de comprobar dichas declaraciones bíblicas, éstas resulten estar exentas de ideas y conceptos equivocados que tan comunes eran en aquellos tiempos. De ser así, dispondríamos de otro poderoso argumento a favor de la autoría divina de la Biblia.

Con tal propósito, examinamos algunos fenómenos naturales a los cuales se hacen referencia en la Biblia, tal como el ciclo del agua.

Los ríos van todos al mar, pero el mar nunca se llena; y vuelven los ríos a su origen para recorrer el mismo camino” (Eclesiastés 1:7, Dios Habla Hoy)
De esta forma tan sencilla la Biblia describe lo que se conoce como el ciclo del agua. Notamos que las dos primeras afirmaciones son bastante obvias porque son fácilmente observables. Podemos comprobar que todos los ríos se dirigen al mar, no obstante el mar mantiene su volumen. Sin embargo, la declaración de que “los ríos vuelven a su origen para recorrer el mismo camino” ya no es tan observable. ¿Cómo pueden los ríos volver a su origen? Sabemos que básicamente se debe a la sucesión de tres fenómenos:

1) La evaporación: el calor del Sol hace que el agua del mar se convierta en vapor.

2) La condensación: el vapor se convierte en gotitas de agua formando las nubes.

3) La precipitación: cuando las gotitas de las nubes se hacen pesadas se precipitan sobre la Tierra en forma de lluvia.



Pero este conocimiento se lo debemos a la labor de hombres, que a lo largo del tiempo investigaron hasta obtener las conclusiones científicas que hoy conocemos. Aunque se cree que en el año 500 a. C. los chinos ya tenían alguna comprensión sobre el ciclo del agua, en las demás culturas antiguas prácticamente se desconocía. La dificultad principal consistía en explicar por qué el nivel de los mares no se elevaba a pesar del continuo aporte de los ríos. En el intento de explicar este suceso natural se sucedían diferentes teorías, como por ejemplo, la postulada por los filósofos griegos al decir que el agua de los ríos procedía del agua de mar que de alguna forma era absorbida por las montañas, y que al ascender a las cimas salía convertida en agua dulce. 

Fue en el siglo I d. C. cuando un filósofo llamado Marcus Vitruvius registró las primeras observaciones al respecto; y así, hasta que en el siglo XVII las investigaciones y pruebas realizadas por los europeos Pierre Perrault y Edmond Halley demostraron científicamente el funcionamiento de lo que hoy conocemos como ciclo hidrológico. 

Mucho tiempo antes de que el hombre obtuviera estas conclusiones científicas, y en medio de diversas especulaciones infundadas, algunos escritores de la Biblia ya habían referido la existencia y funcionamiento real de este ciclo natural. Ya hemos comentado Eclesiastés 1:7, pero no es la única referencia bíblica que existe. Otro escritor, el profeta Amós alude al ciclo con otras palabras:
buscad al […] que llama a las aguas del mar, y las derrama sobre la faz de la tierra; Jehová es su nombre.” (Amós 5:8)
El Señor, Jehová […] llama las aguas del mar, y sobre la faz de la tierra las derrama; Jehová es su nombre” (Amós 9:5-6)
Aquí la expresión ‘llamar a las aguas del mar’ se usa para referirse al proceso de evaporación. Pero todavía más directa es la descripción que proporciona el libro de Job:
Dios […] atrae las gotas de las aguas, al transformarse el vapor en lluvia, la cual destilan las nubes, goteando en abundancia sobre los hombres” (Job 36:26-28)
Sí, aquí tenemos mención explícita del fenómeno de la evaporación, que hace que el agua sea atraída hacia arriba para finalmente transformarse en lluvia.

Estos tres libros - Job, Amós y Eclesiastés - fueron escritos muchos siglos antes de Cristo. Las menciones al ciclo del agua no tienen el propósito de enseñar ciencias naturales; es información que se ofrece de soslayo, pero con asombroso rigor científico. ¿Cómo llegaron a saber estos hombres la existencia del ciclo de agua y el fenómeno invisible de la evaporación? ¿Quién les enseñó? La Biblia responde: Es Aquel que “todo lo sabe” (Job 37:16, Nacar Colunga), el que “infundió sabiduría a las nubes” (Job 38:36, Biblia Martin Nieto) y quién “puede someter a las nubes, y vaciar los estanques del cielo” (Job 38:37, Biblia Latinoamericana), Dios, el Creador y conocedor de todas las cosas (Apocalipsis 4:11)



 

martes, 26 de enero de 2016

El carnero y el macho cabrío

En el año tercero del reinado del rey Belsasar me apareció una visión a mí, Daniel […]” (Daniel 8:1)
Con estas palabras introduce Daniel la visión profética cuyo cumplimiento ha sido de los más acreditados por la historia seglar. En su relato escrito el profeta describe la sucesión de las siguientes dos potencias mundiales mucho tiempo después de tener la visión. 
El cumplimiento histórico de esta profecía es de mucho interés; entre otras cosas, porque proporciona una evidencia más para creer en la Biblia como Palabra de Dios, el único que puede anunciar “lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho.” (Isaías 46:10)
El primer dato que se ha de determinar es cuándo ocurrió la visión. Daniel dice que fue “en el año tercero del reinado del rey Belsasar.” Se dan distintas fechas para ese año, pero en ningún caso puede ser después del 539 a. C., que según los registros históricos, fue el año en que Belsasar murió y Babilonia fue conquistada.
La profecía se registra en el capítulo 8 del libro de Daniel y atendiendo a los símbolos, podríamos dividirlo en tres secciones:
  • Descripción y significado del carnero. (Daniel 8:3-4; 20)
  • Descripción y significado del macho cabrío. (Daniel 8:5-8; 21-22)
  • Descripción y significado del cuerno pequeño. (Daniel 8:9-14; 23-26) 
Para el propósito de este artículo vamos a ocuparnos exclusivamente en las dos primeras secciones. La razón de excluir el “cuerno pequeño” es porque éste se ofrece a varias interpretaciones; en cambio, los apartados del carnero y el macho cabrío son explicados por la misma profecía.

Descripción del carnero y su significado
Alcé los ojos y miré, y he aquí un carnero que estaba delante del río, y tenía dos cuernos […]” (Daniel 8:3)
En cuanto al carnero que viste, que tenía dos cuernos, éstos son los reyes de Media y de Persia.” (Daniel 8:20)
La visión profética se introduce con el carnero que representa a “los reyes de Media y de Persia”, es decir, a la sucesión de reyes que gobernaron el imperio medo persa. Originalmente, los  medos y los persas provenían de dos tribus emparentadas entre sí.  
“[…] y aunque los cuernos eran altos, uno era más alto que el otro; y el más alto creció después.” (Daniel 8:3)
Con el tiempo fueron los medos quienes empezaron a despuntar con importantes conquistas hasta que, bajo el reinado de Astiages se convirtieron en la mayor potencia de Asia Menor. Para ese tiempo, los persas eran súbditos de los medas. Así, los medos fueron representados en la profecía por el primer cuerno alto. 
Pero los persas acaudillados por Ciro también fueron adquiriendo poder, y en el año 550 a. C. vencen a los medos, convirtiéndose en el cuerno más alto que creció después. No obstante, los medos no son subyugados por los persas, sino que fueron tratados como confederados. De esa manera Ciro unificó todo el poder formando el imperio “Medo-Persa”. 
Vi que el carnero hería con los cuernos al poniente, al norte y al sur, y que ninguna bestia podía parar delante de él, ni había quien escapase de su poder; y hacía conforme a su voluntad, y se engrandecía.”  (Daniel 8:4)
En los aproximadamente dos siglos que duró su hegemonía, el imperio Medo-Persa se extendió de forma significativa en tres direcciones: Oeste, Norte y Sur, es decir, conquistó Asia Menor, Babilonia, Siria y Egipto. De esta manera se convirtió en el imperio más grande en extensión conocido hasta entonces, ciertamente “se engrandecía”. Ninguna nación (bestia) se resistía a su poder. Un título frecuente en los reyes persas era “rey de reyes”.

Descripción del macho cabrío y su significado
Mientras yo consideraba esto, he aquí un macho cabrío venía del lado del poniente […]” (Daniel 8:5)
El macho cabrío es el rey de Grecia […]” (Daniel 8:21)
Después del carnero, un macho cabrío entra en escena. Se trata del rey de Grecia. La historia muestra que al imperio Medo-Persia le sucedió el imperio de Grecia. 
“[…] venía del lado del poniente sobre la faz de toda la tierra, sin tocar tierra; y aquel macho cabrío tenía un cuerno notable entre sus ojos […]” (Daniel 8:5)
“[…] el cuerno grande que tenía entre sus ojos es el rey primero.” (Daniel 8:21)  

El rey de Grecia” es representado por el “cuerno notable”. Se trata de Alejandro Magno, el primer rey y sin duda el más destacado. Un rey ciertamente notable que ascendió al trono de Macedonia, al poniente de Persia. Alejandro Magno es reconocido por los analistas militares como uno de los mayores conquistadores de la historia, destacando por su genialidad y por la velocidad con la que cruzó grandes extensiones de terreno, como ‘si no tocara la tierra’.
Y vino hasta el carnero de dos cuernos, que yo había visto en la ribera del río, y corrió contra él con la furia de su fuerza. Y lo vi que llegó junto al carnero, y se levantó contra él y lo hirió, y le quebró sus dos cuernos, y el carnero no tenía fuerzas para pararse delante de él; lo derribó, por tanto, en tierra, y lo pisoteó, y no hubo quien librase al carnero de su poder.” (Daniel 8:6-7) 

Alejandro comenzó la guerra contra Persia en 334 a. C. y con un ejército muy inferior al de Persia, en el río Gránico obtuvo su primera victoria.

Posteriormente, en 333 a. C. en la ciudad de Isos venció al gran ejército persa dirigido por Darío III. Tras esta batalla, Darío intentó en varias ocasiones alcanzar la paz con Alejandro, llegando incluso a cederle un extenso territorio de Asia y proponiéndole  una alianza familiar casándose con su hija. Alejandro le respondió: ‘No me trates como igual, sino como el soberano de Asia y dueño de todo cuanto te perteneció antes. ¡Y si no compartes mi opinión, mídete conmigo en el campo de batalla y no huyas!’.
Darío se vio obligado a recomponer de nuevo un gran ejército y presentó batalla en 331 a. C. donde obtuvo otra aplastante derrota, y poco después murió. Alejandro se dirigió a la capital de Persia, Persépolis, a la que saqueó y quemó, concluyendo así la destrucción del Imperio persa.
Ciertamente, la disposición de Alejandro contra el Imperio persa fue de correr “contra él con la furia de su fuerza”, hasta que finalmente “lo derribó” y “lo pisoteó”.
La aplastante derrota del Imperio persa a manos de Alejandro sucedió dos siglos después de escribirse esta profecía. A este respecto es interesante lo que historiador judío Josefo menciona en la ocasión en que Alejandro estuvo en Jerusalén: “[a Alejandro] le enseñaron el libro de Daniel, en el cual se anuncia que el imperio de los griegos destruirá al de los persas; creyendo que se refería a él, satisfecho despidió a la multitud. Los llamó de nuevo al día siguiente, y les dijo que pidieran lo que quisieran.”  (Antigüedades Judías, libro XI, capítulo VIII, sección 5)
Y el macho cabrío se engrandeció sobremanera; pero estando en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado […]” (Daniel 8:8)
El nuevo imperio macedonio-griego dirigido por Alejandro Magno “se engrandeció sobremanera”, su dominio comprendió todo el territorio del anterior Imperio persa y se extendió a todo el mundo conocido. En tan sólo 12 años consiguió un vasto imperio, pero en el 323 a. C. enfermó y murió cuando sólo tenía 33 años, el “gran cuerno fue quebrado”. 
“[…] y en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables hacia los cuatro vientos del cielo.” (Daniel 8:8)
Y en cuanto al cuerno que fue quebrado, y sucedieron cuatro en su lugar, significa que cuatro reinos se levantarán de esa nación, aunque no con la fuerza de él.” (Daniel 8:22)
Después de la inesperada muerte del primer rey Alejandro, el Imperio entró en una secuencia de luchas sucesorias en un intento por conservar la unidad y en donde murieron los hijos de Alejandro. Finalmente el Imperio quedó repartido entre cuatro de sus generales representados por los “cuatro cuernos notables”. Casandro tomó Macedonia y Grecia, Lisímaco se apoderó de Asia Menor, Seleuco Nicátor se quedó con la zona oriental hasta el río Indo y Tolomeo Lago reinó sobre Egipto y Palestina. De esta manera ‘cuatro reinos se levantaron hacia los cuatro vientos del cielo’ pero ninguno de los cuatro alcanzó “la fuerza de él”, Alejandro Magno.

La profecía del capítulo 8 de Daniel se cumplió asombrosamente en todos los detalles: 
  • El establecimiento del Imperio Medo-Persa (el carnero)
  • La fracción persa prevaleció sobre la meda (cuerno más alto que el otro)
  • Con dos siglos de antelación se predijo la aparición del Imperio Macedonio-Griego creado y dirigido por Alejandro Magno (el macho cabrío)
  • Éste atacó y derrotó con suma rapidez al Imperio Medo-Persa (hirió y derribó al carnero)
  • La muerte inesperada del primer rey Alejandro (el cuerno fue quebrado)
  • El reparto del Imperio entre cuatro generales (en su lugar salieron cuatro cuernos)

La historia testifica que todo eso así ocurrió. Esta profecía no pudo originarse de ningún humano por muy sabio y perspicaz que fuera. Sólo cabe pensar que procedió de aquel que puede anunciar “lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho.” (Isaías 46:10)

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BIBLIOGRAFÍA
Flavio Josefo. Antigüedades judías
Enciclopedia Encarta
Historia Universal





Las profecías mesiánicas

Y [Jesús] les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.” (Lucas 24:44) 
La Biblia es un libro abundante en profecías referidas a muchos personajes, pueblos, lugares, etc. Pero el tema profético que más destaca es la venida y ministerio de Jesucristo como el Mesías prometido. Se han encontrado centenares de profecías registradas “en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”. Todas ellas fueron escritas siglos antes de su cumplimiento. A continuación, algunas de las profecías más sobresalientes:

Sería descendiente de David

He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra.” (Jeremías 23:5) 
CUMPLIMIENTO:
Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón […] y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo. De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce.” (Mateo 1:6-17)
Nacería de una virgen
Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.” (Isaías 7:14) 
CUMPLIMIENTO:
El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. […] Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.” (Mateo 1:18-23)
Nacería en Belén
Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel” (Miqueas 5:2) 
CUMPLIMIENTO:
Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes” (Mateo 2:1)
Es significativo que la profecía puntualice que Jesús nacería en “Belén Efrata” (también conocida como “Belén de Judá”), ya que en tiempos de Jesús existía otra Belén que estaba en la tribu de Zabulón. 

Procedería de Egipto

Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo.” (Oseas 11:1) 
CUMPLIMIENTO:
y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.” (Mateo 2:15)
Poco después de nacer Jesús, y debido a la persecución de Herodes, José recibió instrucciones para huir a Egipto. Allí estuvieron hasta la muerte de Herodes, regresando a su país desde Egipto.

Sería ungido por el espíritu de Dios

Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová.” (Isaías 11:2) 
CUMPLIMIENTO:
Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.” (Mateo 3:16-17)
Haría muchos milagros
Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo” (Isaías 35:5-6) 
CUMPLIMIENTO:
Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.” (Mateo 9:35)
 A pesar de las señales no pondrían fe en él
¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?” (Isaías 53:1) 
CUMPLIMIENTO:
Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él;  para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor?” (Juan 12:37, 38)
Curaría enfermedades
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores” (Isaías 53:4)
CUMPLIMIENTO:
Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.” (Mateo 8:16-17)
Les hablaría en parábola y no entenderían
Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad.” (Isaías 6:9-10) 
CUMPLIMIENTO:
Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis. Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane.” (Mateo 13:13-15)
Limpiaría el Templo de ladrones
mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.” (Isaías 56:7)
¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa sobre la cual es invocado mi nombre?” (Jeremías 7:11) 
CUMPLIMIENTO:
Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.” (Mateo 21:12-13)
Entraría en Jerusalén montado en un pollino
Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.” (Zacarías 9:9) 
CUMPLIMIENTO:
Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos. Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, manso, y sentado sobre una asna, sobre un pollino, hijo de animal de carga. Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó; y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima.” (Mateo 21:1-7)
Sería traicionado por un elegido
Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar [talón].” (Salmos 41:9) 
CUMPLIMIENTO:
No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar [talón]. […] Habiendo dicho Jesús esto, se conmovió en espíritu, y declaró y dijo: De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar. […] A quien yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón.” (Juan 13:18; 21-26)
Sería traicionado por 30 piezas de plata
Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y pesaron por mi salario treinta piezas de plata.” (Zacarías 11:12) 
CUMPLIMIENTO:
Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata.” (Mateo 26:14-15)
Sería golpeado y escupido
Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos.” (Isaías 50:6) 
CUMPLIMIENTO:
Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban.” (Mateo 26:67)
Enmudecería ante sus acusadores
Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.” (Isaías 53:7) 
CUMPLIMIENTO:
Y siendo acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos, nada respondió. Pilato entonces le dijo: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti? Pero Jesús no le respondió ni una palabra; de tal manera que el gobernador se maravillaba mucho.” (Mateo 27:12-14)
Sobre su ropa echarían suertes
Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.” (Salmo 22:18) 
CUMPLIMIENTO:
Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes, para que se cumpliese lo dicho por el profeta: Partieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.” (Mateo 27:35)
Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo. Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. Y así lo hicieron los soldados.” (Juan 19:23-24)
Le ofrecerían hiel con vinagre
Me pusieron además hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre.” (Salmo 69:21) 
CUMPLIMIENTO:
le dieron a beber vinagre mezclado con hiel; pero después de haberlo probado, no quiso beberlo.” (Mateo 27:34)
Le traspasarían el costado
y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.” (Zacarías 12:10) 
CUMPLIMIENTO:
Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua.” (Juan 19:34)
No le quebrarían ningún hueso
El guarda todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado.” (Salmo 34:20) 
CUMPLIMIENTO:
Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas […] Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo.” (Juan 19:33- 36)
Le enterrarían con los ricos
Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.” (Isaías 53:9)
CUMPLIMIENTO:
Cuando llegó la noche, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también había sido discípulo de Jesús. […] Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia, y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña.” (Mateo 27:57-60)
Resucitaría antes de ver corrupción
Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción.” (Salmo 16:10)  
CUMPLIMIENTO:
al cual [Jesús] Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella. Porque David dice de él: […] Porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción. […], [David] habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción.” (Hechos 2:24-31)
Dios lo sentaría a su diestra
Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.” (Salmo 110:1) 
CUMPLIMIENTO:
Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios.” (Hechos 7:55-56)

Los Rollos del Mar Muerto y las profecías mesiánicas

El descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto tiene un significado especial para las profecías mesiánicas. La importancia de este descubrimiento radica en su antigüedad. Distintos estudios establecen su escritura entre los siglos III y I a. C. De entre todos los rollos destaca el rollo de Isaías que contiene el libro completo del profeta. Gracias a este descubrimiento tenemos la certeza de que estas profecías existían y eran bien conocidas por los judíos antes del nacimiento de Jesús. De ahí que, cuando Juan el Bautista empezó su predicación “el pueblo estaba en expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso Juan sería el Cristo” (Lucas 3:15) 

Debido al valioso significado que tiene el rollo de Isaías, es muy interesante la lectura del capítulo 53 del Gran Rollo de Isaías fechado entre 100 ó 200 años antes de Jesucristo ¡No hay duda que Jesucristo era el Mesías esperado por los judíos!

Traducción del original Gran Rollo de Isaías 53 comenzando con la línea 5 de la columna 44

5. ¿Quién ha creído nuestro anuncio? y ¿sobre quién se ha manifestado el brazo de YHWH? Subirá cual renuevo delante de él
6. y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura [en él] y le veremos, más sin atractivo
7. para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebrantos
8. y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado y no lo estimamos. Ciertamente nuestras enfermedades él
9. llevó y sufrió nuestros dolores, y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios
10. y abatido. Y él es herido por nuestras transgresiones, y molido por nuestras iniquidades, el castigo
11. de nuestra paz fue sobre él, y por sus heridas fuimos curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual por su camino
12. se apartó y YHWH cargó en él la iniquidad de todos nosotros. Él fue oprimido y afligido y no
13. abrió su boca, como cordero fue llevado al matadero, y como oveja delante de sus trasquiladores enmudeció, no abrió
14. su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado, y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de
15. los vivientes. Por la rebelión de mi pueblo fue herido
16. Y le dieron impíos para su sepultura y [una palabra garabateada, probablemente el signo acusativo "eth"] ricos en su muerte
17. aunque no hizo maldad, ni hubo engaño en su boca Y YHWH quiso quebrantarlo, causándole padecimiento.
18. Si tú pusieres su alma en expiación por el pecado, verá su semilla y él le alargará sus días, y la voluntad de YHWH
19. será en su mano prosperada. De la aflicción de su alma verá {luz} y quedará satisfecho y por su conocimiento justificará
20. mi siervo justo a muchos, y las iniquidades de ellos llevará. Por tanto yo le daré parte entre los grandes
21. y con los fuertes repartirá despojos, por cuanto derramó su vida hasta la muerte y con los pecadores
22. fue contado, y él, los pecados de muchos llevó, y por sus transgresiones oró
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