“En el año tercero del reinado del rey Belsasar me apareció una visión a mí, Daniel […]” (Daniel 8:1)
Con estas palabras introduce Daniel la visión profética cuyo cumplimiento ha sido de los más acreditados por la historia seglar. En su relato escrito el profeta describe la sucesión de las siguientes dos potencias mundiales mucho tiempo después de tener la visión.
El cumplimiento histórico de esta profecía es de mucho interés; entre otras cosas, porque proporciona una evidencia más para creer en la Biblia como Palabra de Dios, el único que puede anunciar “lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho.” (Isaías 46:10)
El primer dato que se ha de determinar es cuándo ocurrió la visión. Daniel dice que fue “en el año tercero del reinado del rey Belsasar.” Se dan distintas fechas para ese año, pero en ningún caso puede ser después del 539 a. C., que según los registros históricos, fue el año en que Belsasar murió y Babilonia fue conquistada.
La profecía se registra en el capítulo 8 del libro de Daniel y atendiendo a los símbolos, podríamos dividirlo en tres secciones:
- Descripción y significado del carnero. (Daniel 8:3-4; 20)
- Descripción y significado del macho cabrío. (Daniel 8:5-8; 21-22)
- Descripción y significado del cuerno pequeño. (Daniel 8:9-14; 23-26)
Descripción del carnero y su significado
“Alcé los ojos y miré, y he aquí un carnero que estaba delante del río, y tenía dos cuernos […]” (Daniel 8:3)
“En cuanto al carnero que viste, que tenía dos cuernos, éstos son los reyes de Media y de Persia.” (Daniel 8:20)
La visión profética se introduce con el carnero que representa a “los reyes de Media y de Persia”, es decir, a la sucesión de reyes que gobernaron el imperio medo persa. Originalmente, los medos y los persas provenían de dos tribus emparentadas entre sí.
“[…] y aunque los cuernos eran altos, uno era más alto que el otro; y el más alto creció después.” (Daniel 8:3)
Con el tiempo fueron los medos quienes empezaron a despuntar con importantes conquistas hasta que, bajo el reinado de Astiages se convirtieron en la mayor potencia de Asia Menor. Para ese tiempo, los persas eran súbditos de los medas. Así, los medos fueron representados en la profecía por el primer cuerno alto.
Pero los persas acaudillados por Ciro también fueron adquiriendo poder, y en el año 550 a. C. vencen a los medos, convirtiéndose en el cuerno más alto que creció después. No obstante, los medos no son subyugados por los persas, sino que fueron tratados como confederados. De esa manera Ciro unificó todo el poder formando el imperio “Medo-Persa”.
“Vi que el carnero hería con los cuernos al poniente, al norte y al sur, y que ninguna bestia podía parar delante de él, ni había quien escapase de su poder; y hacía conforme a su voluntad, y se engrandecía.” (Daniel 8:4)
En los aproximadamente dos siglos que duró su hegemonía, el imperio Medo-Persa se extendió de forma significativa en tres direcciones: Oeste, Norte y Sur, es decir, conquistó Asia Menor, Babilonia, Siria y Egipto. De esta manera se convirtió en el imperio más grande en extensión conocido hasta entonces, ciertamente “se engrandecía”. Ninguna nación (bestia) se resistía a su poder. Un título frecuente en los reyes persas era “rey de reyes”.
Descripción del macho cabrío y su significado
“Mientras yo consideraba esto, he aquí un macho cabrío venía del lado del poniente […]” (Daniel 8:5)
“El macho cabrío es el rey de Grecia […]” (Daniel 8:21)
Después del carnero, un macho cabrío entra en escena. Se trata del rey de Grecia. La historia muestra que al imperio Medo-Persia le sucedió el imperio de Grecia.
“[…] venía del lado del poniente sobre la faz de toda la tierra, sin tocar tierra; y aquel macho cabrío tenía un cuerno notable entre sus ojos […]” (Daniel 8:5)
“[…] el cuerno grande que tenía entre sus ojos es el rey primero.” (Daniel 8:21)
“El rey de Grecia” es representado por el “cuerno notable”. Se trata de Alejandro Magno, el primer rey y sin duda el más destacado. Un rey ciertamente notable que ascendió al trono de Macedonia, al poniente de Persia. Alejandro Magno es reconocido por los analistas militares como uno de los mayores conquistadores de la historia, destacando por su genialidad y por la velocidad con la que cruzó grandes extensiones de terreno, como ‘si no tocara la tierra’.
“Y vino hasta el carnero de dos cuernos, que yo había visto en la ribera del río, y corrió contra él con la furia de su fuerza. Y lo vi que llegó junto al carnero, y se levantó contra él y lo hirió, y le quebró sus dos cuernos, y el carnero no tenía fuerzas para pararse delante de él; lo derribó, por tanto, en tierra, y lo pisoteó, y no hubo quien librase al carnero de su poder.” (Daniel 8:6-7)
Alejandro comenzó la guerra contra Persia en 334 a. C. y con un ejército muy inferior al de Persia, en el río Gránico obtuvo su primera victoria.
Posteriormente, en 333 a. C. en la ciudad de Isos venció al gran ejército persa dirigido por Darío III. Tras esta batalla, Darío intentó en varias ocasiones alcanzar la paz con Alejandro, llegando incluso a cederle un extenso territorio de Asia y proponiéndole una alianza familiar casándose con su hija. Alejandro le respondió: ‘No me trates como igual, sino como el soberano de Asia y dueño de todo cuanto te perteneció antes. ¡Y si no compartes mi opinión, mídete conmigo en el campo de batalla y no huyas!’.
Darío se vio obligado a recomponer de nuevo un gran ejército y presentó batalla en 331 a. C. donde obtuvo otra aplastante derrota, y poco después murió. Alejandro se dirigió a la capital de Persia, Persépolis, a la que saqueó y quemó, concluyendo así la destrucción del Imperio persa.
Ciertamente, la disposición de Alejandro contra el Imperio persa fue de correr “contra él con la furia de su fuerza”, hasta que finalmente “lo derribó” y “lo pisoteó”.
La aplastante derrota del Imperio persa a manos de Alejandro sucedió dos siglos después de escribirse esta profecía. A este respecto es interesante lo que historiador judío Josefo menciona en la ocasión en que Alejandro estuvo en Jerusalén: “[a Alejandro] le enseñaron el libro de Daniel, en el cual se anuncia que el imperio de los griegos destruirá al de los persas; creyendo que se refería a él, satisfecho despidió a la multitud. Los llamó de nuevo al día siguiente, y les dijo que pidieran lo que quisieran.” (Antigüedades Judías, libro XI, capítulo VIII, sección 5)
“Y el macho cabrío se engrandeció sobremanera; pero estando en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado […]” (Daniel 8:8)
El nuevo imperio macedonio-griego dirigido por Alejandro Magno “se engrandeció sobremanera”, su dominio comprendió todo el territorio del anterior Imperio persa y se extendió a todo el mundo conocido. En tan sólo 12 años consiguió un vasto imperio, pero en el 323 a. C. enfermó y murió cuando sólo tenía 33 años, el “gran cuerno fue quebrado”.
“[…] y en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables hacia los cuatro vientos del cielo.” (Daniel 8:8)
“Y en cuanto al cuerno que fue quebrado, y sucedieron cuatro en su lugar, significa que cuatro reinos se levantarán de esa nación, aunque no con la fuerza de él.” (Daniel 8:22)Después de la inesperada muerte del primer rey Alejandro, el Imperio entró en una secuencia de luchas sucesorias en un intento por conservar la unidad y en donde murieron los hijos de Alejandro. Finalmente el Imperio quedó repartido entre cuatro de sus generales representados por los “cuatro cuernos notables”. Casandro tomó Macedonia y Grecia, Lisímaco se apoderó de Asia Menor, Seleuco Nicátor se quedó con la zona oriental hasta el río Indo y Tolomeo Lago reinó sobre Egipto y Palestina. De esta manera ‘cuatro reinos se levantaron hacia los cuatro vientos del cielo’ pero ninguno de los cuatro alcanzó “la fuerza de él”, Alejandro Magno.
La profecía del capítulo 8 de Daniel se cumplió asombrosamente en todos los detalles:
- El establecimiento del Imperio Medo-Persa (el carnero)
- La fracción persa prevaleció sobre la meda (cuerno más alto que el otro)
- Con dos siglos de antelación se predijo la aparición del Imperio Macedonio-Griego creado y dirigido por Alejandro Magno (el macho cabrío)
- Éste atacó y derrotó con suma rapidez al Imperio Medo-Persa (hirió y derribó al carnero)
- La muerte inesperada del primer rey Alejandro (el cuerno fue quebrado)
- El reparto del Imperio entre cuatro generales (en su lugar salieron cuatro cuernos)
La historia testifica que todo eso así ocurrió. Esta profecía no pudo originarse de ningún humano por muy sabio y perspicaz que fuera. Sólo cabe pensar que procedió de aquel que puede anunciar “lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho.” (Isaías 46:10)
BIBLIOGRAFÍA
Flavio Josefo. Antigüedades judías
Enciclopedia Encarta
Historia Universal