viernes, 21 de octubre de 2016

¿Qué es el Gehena del que habló Jesús?

Con el fin de probar el infierno tradicional, a menudo se citan una serie de versículos referidos a la palabra Gehena; que en otras biblias tradicionalmente ha sido traducida por Infierno. Así, cuando en estos versículos leemos infierno, en realidad se trata del término gehena o gehenna. A continuación se citan estos versículos según la Biblia de Jerusalén, que lo translitera como gehenna; y la Reina Valera, que lo traduce como infierno:
Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano "imbécil", será reo ante el Sanedrín; y el que le llame "renegado", será reo de la gehenna de fuego” (Mateo 5:22 BJ3) (“quedará expuesto al infierno de fuego” RVR60)
Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehena. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la gehenna.” (Mateo 5:29-30 BJ3) (“y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno” RVR60)
Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehena.” (Mateo 10:28 BJ3; Lucas 12:5) (“temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” RVR60)
Si, pues, tu mano o tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo y arrójalo de ti; más te vale entrar en la Vida manco o cojo que, con las dos manos o los dos pies, ser arrojado en el fuego eterno. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te vale entrar en la Vida con un solo ojo que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna del fuego.” (Mateo 18:8-9 BJ3; Marcos 9:43, 45, 47) (“que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego” RVR60)
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un solo prosélito, y, luego de hecho, lo hacéis hijo de la gehenna dos veces más que vosotros!” (Mateo 23:15 BNC) (“le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros” RVR60)
¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo vais a escapar de la condenación de la gehenna?” (Mateo 23:33 BJ3) (“¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?” RVR60) 
La lengua es también fuego, es un mundo de iniquidad; la lengua, que es uno de nuestros miembros, contamina todo el cuerpo y, encendida por la gehenna, prende fuego a la rueda de la vida desde sus comienzos.” (Santiago 3:6 BJ3) (“inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.” RVR60)
Lo primero que hemos de saber es que, Gehena era el nombre utilizado en tiempos de Jesús para referirse al Valle de Hinom (Nehemías 11:30, 2 Reyes 23:10), un valle ubicado al Sur de Jerusalén, y que desde el año 638 a.C. se convirtió en un enorme basurero, donde se quemaba todo tipo de basura, incluidos los cadáveres de animales y criminales ejecutados. A fin de consumir todos los desechos y evitar el hedor, el fuego era mantenido constantemente, incluso con azufre. Nada escapaba de la destrucción del Gehena; incluso los cadáveres que no eran alcanzados por el fuego finalmente eran devorados por los gusanos hasta dejar sólo los huesos.

Con la excepción de la mención en Santiago, en el Nuevo Testamento se habla del Gehena solo a los judíos. Los apóstoles Pedro, Juan y Pablo jamás mencionaron el Gehena en sus escritos.

Cuando Jesús habló del Gehena, quienes les escucharon sabían muy bien a qué se refería, precisamente por estar familiarizados con ese lugar; de modo que cuando escuchaban a Jesús nombrar Gehena, en sus mentes reproducían la imagen de ese vertedero gigante donde todo terminaba destruido por la acción del fuego y los gusanos.

Aquel lugar denominado Gehena que estuvo en activo en tiempos de Jesús, ha dejado de ser un vertedero llameante. Hoy en día podemos ver la ubicación física de ese lugar (dentro del círculo) y comprobar que el fuego que entonces ardía está ahora apagado.


De todo lo anterior podemos extraer estas conclusiones:

1) En esta serie de versículos, la palabra que pronunció Jesús no fue Infierno, sino Gehena, la cual tiene connotaciones distintas.

2) Al hablar de Gehena, Jesús NUNCA se refirió a ninguna región subterránea donde los inicuos son atormentados. Jesús hablaba del basurero de Jerusalén, el lugar donde se quemaban todos los desperdicios.


3) El lugar literal llamado Gehena dejó de existir hace mucho tiempo. Sus llamas se apagaron. Por eso, Jesús no pudo señalar al Gehena como destino literal de los malvados. Por lo tanto, Jesús utilizó ese lugar como una representación.


4) Todo lo que era arrojado al Gehena era materia sin vida. Nunca se echaba a ninguna persona con vida para que fuera quemada. Todos los cuerpos estaban muertos. Por eso, ese lugar nunca podía representar un estado donde la gente vive en medio del fuego.


5) También es muy significativo lo siguiente: Sólo los judíos conocían y podían entender lo que era el Gehena; y por eso, SÓLO a ellos se les habla del Gehena. A los gentiles jamás se les advierte de ser echados al Gehena; y esto hace del todo incompresible que se trate del destino universal de los inicuos.

Mateo 10:28 muestra la función del Gehena

El significado de Gehena solo lo encontramos en las palabras de Mateo 10:28. Ahí Jesús nos dice que hay que temer "a aquel que puede DESTRUIR el alma y el cuerpo en el infierno [o Gehena]" Así que, Jesús habló del Gehena en sentido metafórico para representar LA DESTRUCCIÓN COMPLETA, ya que ese era el efecto visible de todo lo que era arrojado en aquel gran basurero; y así lo entendieron todos los que lo escucharon.

Mateo 10:28 es la clave. Es el único versículo que describe la función de Gehena: destrucción de alma y cuerpo. Todos los demás versículos se limitan a advertir de ser arrojado allí.

Al examinar el resto de versículos salta a la vista su contenido simbólico. Por ejemplo, se habla de un ojo, una mano y un pie que hace tropezar (¿Un ojo hace tropezar y el otro no?) Se aconseja cortar una sola mano, un solo pie, o sacar un solo ojo para no ir al Gehena; se describe a un gusano que no muere (Mateo 5:29-30; 18:8-9; Marcos 9:43, 45, 47) Se dice que al Gehena irá quien llame renegado a alguien (Mateo 5:22), y de hacer a alguien hijo del Gehena (Mateo 23:15) Es evidente que estos pasajes contienen figuras retóricas que no pueden ser tomadas literalmente; pasajes que por sí solos carecen de un claro significado; y por tanto, necesitan una explicación satisfactoria. Lamentablemente, esta condición simbólica ha sido utilizada para construir la doctrina del infierno tradicional. Quienes así lo defienden suponen que ser arrojado “en el infierno de fuego” significa que los que estén allí sufrirán eternamente los tormentos del fuego. Pero ¿Dónde se dice que los que son arrojados allí están vivos en dolor perpetuo? En ningún lugar, solo está en la imaginación de quien lo lee con ideas preconcebidas.

En cambio, en Mateo 10:28 Jesús no introduce elementos simbólicos. Todo el versículo tiene una lectura literal, libre de suposiciones y conjeturas. Sabemos identificar lo que es el cuerpo y lo que es el alma; no hay duda de lo que significa matar el cuerpo; y entendemos perfectamente que DESTRUIR es la acción de eliminar para siempre. Notemos que Jesús diferencia entre la acción de matar por parte del hombre y destruir por parte de Dios. Y esto último es lo que simboliza el Gehena. En el Gehena no se mata a los inicuos, ni se les hace sufrir eternamente; sino que, después de ser juzgados son destruidos absoluta e irrevocablemente (Salmos 37:9).

viernes, 7 de octubre de 2016

El rico y Lázaro

El relato de Lucas 16:19-31 dice:
19 Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.
20 Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas,
21 y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.
22 Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado.
23 Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.
24 Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.
25 Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado.
26 Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.
27 Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre,
28 porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.
29 Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos.
30 Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán.
31 Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.
Este relato suele ser utilizado para mostrar cuál es la condición de las personas después de morir, bajo la suposición de que toda la narración sucedió realmente. De esta manera, se intenta llegar a la conclusión de que después de morir, los injustos siguen estando conscientes y son castigados a sufrir un tormento de fuego. ¿Realmente es así?

Antes de nada, hay que advertir que en caso de ser ciertas, estas conclusiones estarían en franca contradicción con la enseñanza bíblica relativa al estado de los muertos, y que está sustentada por numerosos pasajes bíblicos. Por ejemplo, son abundantes las citas que muestran la total inconsciencia de los muertos. (Ver Salmos 6:5; 30:9; 88:10; 115:17; 146:4; Eclesiastés 9:5; 10; Isaías 38:18-19; Daniel 12:2.) Todavía más significativo es que hay más de 130 versículos que simplemente enseñan la inexistencia como el destino final de los inicuos. (Ver El destino de los inicuos)

Por eso, es imprescindible resolver si el relato del rico y Lázaro fue un suceso literal o más bien una parábola alegórica; es decir, un relato ficticio dirigido a transmitir una enseñanza.

SE TRATA DE UNA PARÁBOLA

El evangelio dice: "Con muchas parábolas como estas [Jesús] les hablaba la palabra, conforme a lo que podían oír. y sin parábolas no les hablaba; aunque a sus discípulos en particular les declaraba todo" (Marcos 4:33-34; Ver también Mateo 13:34-35) Ese era el modo cómo Jesús acostumbraba a hablar a la gente, con parábolas. Sólo a sus discípulos cercanos Jesús “les declaraba todo”. Por eso, surge la pregunta: ¿A quienes dirigió Jesús el relato del rico y Lázaro?

El contexto ofrece la respuesta. El versículo 13 del mismo capítulo 16 concluye con estas palabras de Jesús: “No podéis servir a Dios y a las riquezas”; entonces los versículos 14 y 15 siguen diciendo: “Los fariseos, que eran amantes del dinero, oían todas estas cosas y se burlaban de El. Y El les dijo…”; y a partir de ahí, en todo el resto del capítulo Jesús se dirige a los fariseos. Es importante resaltar que Jesús  empieza a hablar a los fariseos en respuesta a la reacción burlona de ellos, debido a que eran amantes del dinero. Y este es un factor principal que luego examinaremos.

También es muy significativo la similitud con la parábola del mayordomo infiel, contenida en el mismo capítulo, y que empieza con estas palabras: “Había un hombre rico…” (Lucas 16:1); idéntica expresión que la utilizada al inicio del pasaje del rico y Lázaro: “Había un hombre rico…” (Lucas 16:19) Esto revela que ambos relatos comparten la condición de parábolas.

El mismo contenido del pasaje también impide verlo como relato verídico. De tomarse como relato literal sobre lo que sucede al morir, se ha de afrontar lo absurdo de estos elementos:

• Si los justos que mueren son llevados al seno de Abraham ¿Cómo tiene que ser de grande el pecho de Abraham para acoger a todos los justos que han muerto?

• Alguien que está constantemente quemándose ¿Está en condiciones sicológicas para mantener una conversación? ¿Dispone de suficiente saliva para hablar “dando voces”?


• Alguien que estuviera quemándose en medio de las llamas ¿Pediría a otro que con solo mojar la punta de su dedo refrescara su lengua? ¿No se evaporaría antes?


• ¿Un pecador que habita en el infierno tiene acceso para hablar con personas justas como Abraham?


• Los que están en el paraíso y en el infierno ¿Pueden estar tan cerca como para verse y escucharse los unos a los otros?


• ¿Se puede calificar de paraíso un lugar donde los justos puedan ver y oír los gritos de dolor de millones de personas, sabiendo que entre ellos están conocidos y hasta familiares directos?


¿La utilización de nombres propios inválida que se trate de una parábola?

A veces, para intentar probar que no es una parábola, se dice que Jesús nunca utilizaba nombres propios en sus parábolas; y este es el único pasaje donde menciona por nombre a dos personajes: Abraham y Lázaro.
Antes de nada se ha de advertir que en ningún lugar de la Biblia se dice que Jesús no utilizaba nombres propios para contar sus parábolas. Pero, aunque se trate de una excepción, leyendo el pasaje se aprecia que está más que justificado. En el caso de Lázaro, la utilización de un nombre propio era para resaltar el hecho de que el rico tenía plena conciencia de la existencia de Lázaro, tanto que podía llamarlo por nombre (ver. 24) De este modo no podía alegar que no lo conocía. El hecho de nombrar a Abraham, responde a la creencia judía de aquel tiempo de que los judíos fieles estarían en el “seno de Abraham”.

LA RAZÓN DE LA PARÁBOLA

Sin embargo, al leer la parábola llama la atención la existencia de elementos extraños que no se muestran en ningún otro lugar de la Biblia. ¿Qué explicación tiene? En este sentido es muy pertinente y significativo lo que dice la enciclopedia católica online sobre la expresión “seno de Abraham”:
“Aparece en la parábola del hombre rico y Lázaro, cuyo lenguaje figurado claramente se extrae de las representaciones populares del mundo invisible de los muertos que eran corrientes en la época de Nuestro Señor. Según las concepciones judías de ese tiempo, las almas de los muertos se reunían en un lugar de espera general, el Seol de la literatura del Antiguo Testamento, y el Hades de los escritos del Nuevo Testamento”
Es decir, elementos que no aparecen en la Biblia, como que los ángeles transportan a los justos al seno de Abraham, que los muertos estén conscientes en el Hades, así como el sufrir algún tipo de tormento; todo esto es parte de un lenguaje figurado basado en representaciones populares y concepciones judías en aquel tiempo. Como bien dice Anastasios Kioulachoglou:

“En otras palabras: LO QUE EL SEÑOR USÓ EN ESTA HISTORIA, HABLANDOLE A LOS FARISEOS, FUE LO QUE LOS FARISEOS MISMOS CREÍAN QUE SUCEDÍA DESPUÉS DE LA MUERTE. Usó la historia de los fariseos para pasar Su propio mensaje.

“Obviamente el hombre rico no había escuchado, es decir no había seguido la Palabra de Dios, a Moisés y a los profetas y terminó atormentado. Era un rico injusto y sus riquezas no lo ayudaron a evitar el tormento. Por otro lado, el hombre pobre, aunque era pobre, era un hombre que siguió la Palabra de Dios, a Moisés y los Profetas, y por eso terminó en el Seno de Abraham. Y esto es exactamente lo que el Señor quería decir a esos fariseos. En Lucas 16:13 les dijo a los discípulos “no podéis servir a Dios y a las riquezas”. Luego Lucas 6:14 dice: “Y oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él.” Esas personas eran avaras y no guardaban la Palabra de Dios, Moisés y los profetas. De hecho […], hacían que la Palabra de Dios no tuviera efecto. Aún así pensaban que de algún modo iban a ser salvos, lo cual de acuerdo a sus (falsas) tradiciones, significaba que después de la muerte irían al Seno de Abraham. Luego el Señor, usando sus propias armas, sus propias tradiciones, voltea a ellos y les cuenta una historia donde el pobre terminó en el Seno de Abraham porque guardaba la Palabra de Dios, pero el rico e injusto –como ellos– terminaron en tormento. Las riquezas no fueron suficientes para salvarlo de eso. Solo guardando la Palabra de Dios. Es una enseñanza para los fariseos codiciosos que en corto les dice: “no crean que las riquezas los va a salvar. Lo que los va a salvar es seguir la Palabra de Dios (Moisés y los Profetas)”. Para decirles eso, el Señor usó una de las formas más efectivas: su propio lenguaje, el de sus tradiciones sobre salvación y condenación.

“El Señor no intentó con esta historia dar un sermón de lo que pasa después de la muerte, como muchos han tomado sus palabras literales […]. Lo que el Señor hizo, fue dirigirse a los fariseos usando sus propias creencias sobre después de la muerte para decirles que lo que importa no son las riquezas sino guardar La Palabra de Dios. Usó su propio marco, sus propias creencias después de la muerte, para agregar su propia conclusión. Pudo haber escogido otro marco para decir lo mismo. Pero pocos dudarán que la manera más efectiva de hablarle a alguien es usando un lenguaje que le sea familiar. Y eso es lo que el Señor hizo: les habló usando su propia imagen de después de la muerte como marco, agregándole el mensaje que Él quería. Es muy triste que muchos hayan tomado este marco, esas creencias fariseas erróneas, y las hayan puesto como una doctrina sobre la muerte. Esto absolutamente no es más que una doctrina farisea” (Verdades Bíblicas por Anastasios Kioulachoglou)

Por lo tanto, resulta más que evidente que el relato del rico y Lázaro es una parábola alegórica dirigida expresamente a los fariseos. No se puede tomar como un relato literal y menos querer construir sobre él una doctrina tan importante como es el estado de los muertos y el destino de los inicuos; sobre todo, si contradice frontalmente la enseñanza que se muestra a través de toda la Biblia.