miércoles, 18 de septiembre de 2019

La edad máxima del hombre - 2ª parte

¿Son los 120 años el plazo de tiempo antes del diluvio?

Según la Biblia ¿Se puede concluir que los 120 años de Génesis 6:3 es el tiempo de vida que les quedaba a aquellos hombres? Consideremos los siguientes textos, todos ellos tomados de La Biblia Griega Septuaginta:

Noé tenía quinientos años y engendró Noé tres hijos: Sem, Kham y láfeth.
Y sucedió que cuando empezaron los hombres a multiplicarse sobre la tierra les nacieron hijas.” (Génesis 6:1)

Tenía Noé seiscientos años cuando el diluvio de agua vino sobre la tierra” (Génesis 7:6)

El decreto de Génesis 6:3 se produce después que Noé cumplió 500 años en Génesis 6:1. Sabemos que Noé tenía 600 años cuando vino el diluvio. Tomando como referencia la vida de Noé el tiempo transcurrido entre el decreto divino y el diluvio no pudo ser mayor de 100 años. 

Veamos otra línea de cálculo desde otro texto también tomado de La Biblia Griega Septuaginta:

Y éstas son las generaciones de Sem: Sem tenía cien años cuando engendró a Arfaxad el segundo año después del diluvio” (Génesis 11:10) 

De este texto extraemos que Sem nació 98 años antes del Diluvio. Sabemos que el decreto de Génesis 6:3 se produce después que Sem fuera engendrado en Génesis 6:1. Por tanto, y tomando como referencia la vida de Sem, el tiempo transcurrido entre el decreto y el diluvio no pudo ser mayor de 98 años. 

Desde estas dos líneas de cálculo la evidencia bíblica nos lleva a una conclusión innegable: El tiempo transcurrido entre el decreto divino y el diluvio no puede ser mayor de 98 años, lo cual hace imposible que los 120 años puedan referirse al tiempo de vida que le quedaba al mundo de aquel tiempo.


¿Por qué gradualmente?

Descartado que los 120 años puedan referirse al tiempo de vida que les quedaba a los hombres de aquel tiempo, la única interpretación posible es que sea la edad máxima del ser humano. Pero ¿Por qué el decreto divino se hizo efectivo de forma gradual?

Primero se ha de notar que al decir Dios «que sus días sean 120 años» no hay nada que obligue a pensar que su cumplimiento tuviera que ser inmediato. Por otro lado, hay que advertir que en sólo dos generaciones la reducción es llamativa: Noé alcanzó los 950 años pero su hijo Sem y su nieto Arfaxad vivieron 600 y 438 años respectivamente. No deja de ser significativo que en sólo tres generaciones la edad máxima se redujo en 512 años (un 57%) Luego, a medida que pasó el tiempo la reducción se fue haciendo cada vez más gradual, y al final tenemos que 120 años es el techo de la vida humana. 

El por qué Dios dejó que el decreto se cumpliera de forma gradual no se dice en la Biblia, pero comparando con otra situación análoga, quizá tengamos la respuesta o parte de ella. Cuando Dios advirtió a Adán de las consecuencias de comer del árbol le dijo: “el día que de él comas, ciertamente morirás” (Génesis 2:17 LBLA) En este caso sí que puso un día como plazo de tiempo, por lo que podemos entender que se refería a la muerte espiritual que significó la separación con Dios en ese mismo día (Ver Efesios 2:1), así como a la certeza de su muerte corporal y definitiva que tuvo lugar siglos después. Pero también en este caso cabe la pregunta: ¿Por qué Dios dejó que Adán viviera ese periodo de tiempo? Génesis 1:27-28 nos ofrece una pista:

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra

Al crear al hombre y la mujer, era la voluntad de Dios que se multiplicaran y llenaran la tierra. Es interesante notar que dicho propósito continuó vigente justo después de que pecaran. Esto se ve cuando Dios dijo que pondría enemistad entre la simiente de la serpiente y la simiente o descendencia de la mujer, o cuando a la mujer le dijo que con dolor daría a luz hijos (Génesis 3:15-16) En este sentido son significativas las palabras de Eva cuando dio a luz a su primer hijo: “Por voluntad de Jehová he adquirido varón” (Génesis 4:1) Está claro que Dios no dejó que el pecado del hombre impidiera cumplir Su voluntad de multiplicarse y llenar la tierra. Esto pudo ser en parte la razón por la que Dios les dejó que continuaran con vida durante tanto tiempo. 

Volviendo al caso que nos ocupa, justo después del diluvio se aprecia que para Dios seguía siendo muy importante que la humanidad llenara la tierra. Cuando Noé salió del arca les dijo: “vayan por la tierra, y fructifiquen y multiplíquense sobre la tierra.” (Génesis 8:17) y otra vez les dijo: “vosotros fructificad y multiplicaos; procread abundantemente en la tierra, y multiplicaos en ella” (Génesis 9:7) Incluso en el relato de Babel, se ve como aquellos hombres querían edificar una ciudad y no ser “esparcidos sobre la faz de toda la tierra” (Génesis 11:4), pero Dios estaba en contra de sus planes y confunde el lenguaje, y de esta manera ‘los esparció sobre la faz de toda la tierra’ (Génesis 11:8-9) 

Está claro que desde la creación del primer hombre, Dios tuvo especial interés en que la humanidad poblara la tierra y bajo ninguna circunstancia iba a dejar de cumplir ese propósito. Es razonable deducir que eso fuera razón suficiente para no limitar la longevidad humana de forma inmediata, sino a través de varias generaciones. Reducir de inmediato la edad a 120 años hubiera ralentizado el crecimiento de la población humana. Mantener una longevidad alta ayudó mucho a cumplir el propósito de Dios de que el hombre se multiplicara y llenara la tierra.


¿”estos hombres” o “el hombre”?

La Septuaginta dice en Génesis 6:3
Y dijo el Señor Dios: No permanecerá mi espíritu en estos hombres para siempre porque son carne, así que sus días serán ciento veinte años.

La Biblia Textual, una traducción basada en el texto hebreo masorético, dice así:
Entonces dijo YHVH: Mi Espíritu no permanecerá para siempre con el hombre, pues ciertamente él es carne, y sus días serán ciento veinte años

¿Qué expresión se acerca más el original: “en estos hombres” o “con el hombre”?

Cuando en los libros del Pentateuco hay discrepancias entre el texto hebreo masorético y el de la Septuaginta, los eruditos suelen consultar El Pentateuco samaritano, una obra que muchas veces resulta clave para determinar el significado del texto del Pentateuco original. Hay que decir que, a diferencia de la Septuaginta, El Pentateuco Samaritano no es una traducción sino una forma del texto hebreo mismo. Se estima que fue producido alrededor del siglo IV a. E.C., aún antes que la Septuaginta. Otro dato que conviene saber es que en alrededor de 2.000 pasajes el texto samaritano concuerda con la LXX y no con las lecturas hebreas, lo que posiblemente indica que los traductores de la LXX trabajaron con un texto hebreo muy análogo al de los samaritanos. Esto hace muy interesante conocer como El Pentateuco Samaritano vierte Génesis 6:3. Según la obra The Israelite Samaritan Version of the Torah: First English Translation lo escribe así: 

“And Shehmaa said, My Spirit shall not strive with man forever, whether he is bone or flesh, And his days shall be one hundred and twenty years”

Traducido al español sería más o menos así:
“Y dijo Shehmaa (nombre divino): Mi Espíritu no luchará para siempre con el hombre, ya sea hueso o carne, y sus días serán ciento veinte años”.

Se aprecia bien como en la expresión “con el hombre”, El Pentateuco Samaritano coincide plenamente con el texto masorético y se distingue de la LXX. Esta evidencia hace más razonable pensar que en este caso el texto masorético y samaritano se acerca más al original hebreo, a diferencia de la LXX, y que posiblemente el traductor de la Septuaginta se haya inclinado más por interpretar el texto y no tanto por traducirlo. 

Por tanto, cuando Dios dice que “sus días serán ciento veinte años” no estaba dirigiéndose a aquellos hombres en particular, sino a la humanidad en general.

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